El final de uno de los episodios más amargos para la vida de Belén Esteban ha llegado. Un capítulo por el que ha derramado muchas lágrimas y en el que el dolor y la impotencia ha estado muy presente, pero que no ha recorrido sola. La colaboradora ha visto como Toño Sanchís, el que fuera su representante, abandonaba su casa tras muchos años de lucha. En el plató de Sálvame ha roto su silencio, y lo ha hecho feliz de haber puesto punto y final a esta pesadilla, pero al mismo tiempo muy emocionada.
Belén Esteban ha relatado uno por uno los sacrificios que ha tenido que hacer para recuperar lo que era suyo y el representante se ha empeñado en mantener hasta el final, pero sobre todo ha destacado el sufrimiento que toda esta situación ha provocado en quien más quiere, su familia. Su lucha con Toño Sanchís le ha supuesto mucho dinero, pero sobre todo dolor y su gente también lo ha pasado "muy mal". "Si hay una familia que lo ha pasado mal es la mía, porque todo esto nos ha faltado. He ganado todos los juicios, pero me ha costado dinero. No os imagináis las piedras que este señor ha puesto en el camino...", ha relatado.
Un camino lleno de piedras que ha recorrido muy bien acompañada por sus pilares fundamentales. Su madre, Mari Carmen Menéndez, y su marido, Miguel Marcos, han sido su núcleo duro en tantos años de guerra y lágrimas para recuperar hasta el último céntimo que Sanchís le debía. "Solamente quiero dar las gracias a mi marido, Miguel Marcos Martín, porque él y yo sabemos lo que hemos pasado. Hemos tenido reuniones, hemos tenido que pagar mucho, y siempre ha estado a mi lado. No ha sido nada fácil. Si me tuviera que volver a casar, lo haría con los ojos cerrados", ha dicho sin poder evitar las lágrimas.
Y su madre, por supuesto, a la que adora, y que siempre está a su lado, en las buenas y en las no tan buenas. Por eso ha aprovechado esta primera intervención tras el desahucio de Toño para enviarle un mensaje cargado de sentimiento y significado: "Ya se ha acabado, mamá. Seguimos, pero ya se ha acabado".