Es divertida, tiene temperamento, le encanta disfrutar de un plato bien cocinado (aunque lo de cascar huevos no sea su fuerte) y, sobre todo, ama el deporte. Garbiñe ha dedicado su vida al tenis, y ahora está recogiendo todo lo sembrado. ¿Lo último? Haber ganado Roland Garros con solo 22 años. Sí, lo sabemos, resulta insultantemente joven.
Esta tenista que ostenta la doble nacionalidad, venezolana (donde nació) y española, lleva soñando con participar en torneos de este calibre desde que tenía 3 años y, muy probablemente, la raqueta fuera más grande que ella. Su aprendizaje arrancó en Venezuela, de donde es su madre, pero pronto se trasladó con su familia al Cataluña, donde empezó en serio con la clases y su preparación como futura estrella de las pistas de tenis. Ahí conoció al que sería su entrenador en los primeros años de su carrera como tenista profesional Alejo Mancisidor, al que terminó despidiendo buscando un entrenador que hubiera alcanzado el top, el Olimpo del tenis, así llegó a su vida su actual ‘coach’ Sam Sumyk, quien trabaja con ella desde el año pasado. Y es que uno de los valores que caracterizan a Garbiñe es su tremenda determinación. Cuando se propone algo, termina haciéndolo y para eso solo quiere a los mejores a su alrededor.
Está tan centrada en lo que ocurre en las pistas, que reconoce que con sus competidoras apenas tiene relación. Se toma en serio los encuentros deportivos, y no le sale de manera natural eso de sonreír a alguien cuando lo que está es deseando derrotarle. Quiere frenar ese temperamento y alguna vez ha trabajado con psicólogos para dejar de ser tan temperamental.
Y para poner su vida deportiva en silencio, nada como enchufarse al ordenador y dedicarse a ver series. ¿Su favorita? Ahora está enganchada a ‘Juego de tronos’, como tantos y tantos. Cuando quiere desconectar se engancha a las traiciones de la familia Stark y las tensiones vividas en los torneos parecen moco de pavo.
Cabezota, competitiva y con una grandes deseos aspiracionales, así es Garbiñe la chica que no quiere que se la compare con nadie.