Los que no estén familiarizados con el formato GH, puede que no sepan quién es el muchacho delgado, con gafas de pasta y espíritu dicharachero que entró anoche a la versión VIP del reality. No pasa nada, para eso estamos nosotros, para ilustraros en estos saberes populares.
Dani Santos fue el tercer finalista de su edición de Gran Hermano, la 12+1 (lo de 13 estaba prohibido dado el gafe asociado al número y lo susceptible que es Mercedes Milá con ese tipo de cosas). Pero puede que te suene su cara de otros programas de Telecinco, puesto que desde que lo conocimos hace ya casi 4 años, ha estado yendo y viniendo a diferentes shows. Por ejemplo, en ‘Sálvame’ se convirtió en el Cupido oficial del programa y no tenía reparo alguno en vestirse como un querubín con su cuerpo de veinteañero flaco. También lo vimos saltar desde trampolines, pero sin tener frase con gancho como Lydia y su “¡por Charly!”. Y, además, ha estado en GH La Revuelta y es colaborador habitual de los Debates del concurso. Vamos, que su cara, aunque sea de hacer zapping te tiene que sonar.
Fue el primer candidato que escogió la audiencia. Los que votaban no tuvieron ninguna duda a la hora de seleccionarlo a él puesto que suponía la vuelta de sus locuras a la casa. Y decimos locuras en plan bien, no en plan hablar solo, o cargar contra los 'débiles' de la casa. No, hablamos de hacer trastadas, gastar bromas y andar siempre maquinando algo. ¡Dar juego, señores! Que parece que a veces se les olvida a los concursantes, y creen que la única manera de hacer vídeos es enfrascarse en discusiones violentas. No, sinceramente, la audiencia preferimos ver la diversión que Santos promete darnos, y esperamos que no nos defraude. Hemos puesto en ti muchas esperanzas.