Antonio Banderas está viviendo uno de los años más complicados de su vida. Desde que arrancó 2017, ha tenido que sacar toda su fuerza para superar un infarto al corazón, la pérdida de una amistad de juventud, un varapalo profesional y, más recientemente, el fallecimiento de su madre, Ana Bandera Gallego.
La madrugada del pasado sábado, la madre del actor, que sufría Alzheimer en estado avanzado, fallecía a los 84 años de edad. Un momento duro que, pese a ser una enfermedad neurodegenerativa de deterioro progresivo del enfermo, pilló por sorpresa a toda la familia. Rápidamente, Antonio ponía rumbo a Málaga, donde acompañado de su hermano Javier, su novia Nicole Kimpel y su hija Stella del Carmen, que no dudó en coger un avión desde California, se despedía de la mujer que le había dado la vida.
Definitivamente el actor está atravesando uno de los momentos más difíciles de su vida, pero demostró una vez más por qué es uno de los actores más queridos. Sacó unos instantes para todos aquellos, desde amigos a fans, que sintieron la triste noticia y le dieron el pésame: “Muchas gracias a todos por tantas muestras de apoyo y cariño. Me quedo los abrazos y os envío uno de parte de toda la familia”, escribía en su cuenta de Twitter.
Una mala racha que, como ya hemos señalado, comenzaba a principios de año, cuando sufría un infarto que precipitó su paso por el quirófano. Un ataque al corazón que, según explico él mismo, estuvo causado por el estrés y su adicción al trabajo. Poco después, Antonio despedía a Celia Trujillo, una gran amiga y su primer amor, que perdía la vida a una edad muy temprana y a quien dedicaba unas emotivas palabras en las redes sociales: “Hoy es uno de esos días en el que la vida te sacude fuertemente. DEP Celia Trujillo, gran amiga y compañera. Un fuerte abrazo a familia y amigos”.
Y, aunque parecía que ya había recibido suficiente mala suerte como para toda una vida, el protagonista de ‘El gato con botas’ ha visto también en los últimos meses como uno de los proyectos profesionales que más ilusión le hacía se iba a pique. Junto a otros socios, Banderas ganó un concurso para restaurar dos edificios de su Málaga natal y convertirlos en espacios multidisciplinares entre los que se encontraba un teatro que sería gestionado por sí mismo. Si bien todo apuntaba a que sería un éxito mayúsculo pero, tras las acusaciones de haber sido favorecido por el Consistorio para encargarse del proyecto, indignadísimo porque sintió que le habían tratado de una forma muy injusta, Banderas decidió abandonar el proyecto.