Reconozcámoslo. Nos caía estupendamente bien Alejandro Sanz, pero después de esto es que nos requetechifla. El músico madrileño, en pleno concierto en Rosario, México, reprendió a un hombre que había golpeado a una mujer mientras él estaba actuando. En cuanto vio el menor signo de violencia, paró los pies al maltratador, bajó del escenario y pidió que se marchara del recinto. Lo expulsó en directo ante el asombro de todos los fans que aprovecharon para capturar el momento con sus teléfonos móviles.
El acto ha dado la vuelta al mundo y ha convertido a Sanz en noticia, quien, hace un par de semanas, también durante un concierto en México, esta vez en Guadalajara, tuvo como corista a su propia hija Manuela.
¡Menuda gira está teniendo con Sirope! Entre unas cosas y otras hablamos casi semanalmente de Alejandro, y siempre con noticias que ponen de relieve no solo lo buen profesional que es, sino, por encima, el buen corazón que lo caracteriza.
Tras haber echado ‘al animal’ que puso una mano encima a la mujer, Alejandro pidió perdón al público y se excusó por haber interrumpido de una manera tan brusca su actuación. Pero no había nada que disculpar, el artista estaba cumpliendo su deber de denunciar a un maltratador y de pedirle que se alejara de su víctima.
Su vídeo en tales circunstancias ha dado la vuelta a la red y ha sido tachado de héroe, aunque él, con lo vergonzoso que es para estos temas, seguro que no le da importancia a este hecho. Pues sí hay que dársela, porque cuántos otros artistas habrían visto una situación parecida desde el escenario y habrían continuado el show como si nada. Es de agradecer que por encima del artista prevalezca la persona, puesto que eso es lo que lo convierte en una auténtica estrella.