El motivo del viaje de Alba Santana a Honduras era claro: se reuniría con su madre, Mila Ximénez, como un regalo adelantado de cumpleaños. Dos días más tarde, la participante de ‘Supervivientes’ celebraba, sola, sin las personas que más quiere, sus 64 años.
Alba ha vuelto de lo más impactada con la imagen que se ha llevado de su madre en el reality. Pero impactada para bien, tal y como deducimos de sus palabras en 'Sálvame'. Y es que, para ella, lo más llamativo de su nueva apariencia es que “tiene mirada de niña”. La joven seguro que hacía tiempo que no veía a Mila con los ojos así de brillantes, con esa curiosidad inherente a la infancia. Parece que los cayos están rejuveneciendo a la colaboradora. Debe de ser cuestión de hambre, ya que al tener tantas necesidades, Ximénez está desarrollando el ingenio y eso, quieras que no, hace que reloj vaya hacia atrás.
Santana habló con ‘Sálvame’ a los que le explicó el gran cambio que descubrió en su madre. “Verla en televisión y luego verla en persona, impresiona”. La apariencia había cambiado, en efecto (mucho más bronceada, con el pelo lleno de salitre…), pero, sobre todo, parece haber cambiado por dentro. También la notó tremendamente ilusionada y feliz por la visita. “Estaba fuera de sí, emocionada de verme y contenta”.
Ahora espera que Mila deje la conducta derrotista que alguna vez ha demostrado, y que saque esa misma fuerza de la que hace gala, cada tarde, cuando trabaja en ‘Sálvame’. “Ahora tiene que empezar a darlo todo”.
La concursante resultó nominada en la última gala, por lo que el día se le amargó, puesto que han sido sus compañeros los que la han votado para abandonar la aventura. Esta semana, en la cuerda floja la encontramos a ella, Víctor Sandoval, Mario y Yola.
Mila confesó a las páginas de la revista Lecturas que si ganaba ‘Supervivientes’ pensaba retirarse de la televisión y dedicarse a disfrutar de su familia, de su hija y de su nieto Alexander, su pequeña gran debilidad.