Bibiana Fernández aún no se lo cree. Hace solo unas semanas, se veía obligada a abandonar su querido chalet en Boadilla, donde fue tan feliz, por su deuda con Hacienda, y trasladarse a un pisito en el centro de Madrid. Cuando ya lo había dado todo perdido, Alaska y Mario se han revelado como auténticos salvadores de sus recuerdos, puesto que han sido ellos quienes han adquirido el inmueble.
Lo que más pena le producía a Fernández era despedirse de aquellos rincones que había compartido con personas importantísimas para ella, o decir adiós a regalos repletos de vida que estos le habían hecho en el pasado; como el olivo que le regaló David Delfín y que crece, abre sus ramas y las puebla de frutos aunque él nos dejara a principios de verano.
“Cuando menos lo esperas todo sale bien”, compartía Fernández con sus seguidores. La actriz estaba feliz de que su casa pase a las mejores manos posibles, las de sus amigos íntimos, Alaska y Mario Vaquerizo, que se han hecho con el inmueble que tantas veces visitaron como invitados y del que ahora serán propietarios.
De un tiempo a esta parte, el matrimonio disfruta con las bondades de la vida tranquila y la naturaleza. Estas vacaciones las han pasado en la Finca Don Viejo de Topacio Fresh, en pleno campo, y se han sentido tremendamente agradecidos y renovados. Ahora serán ellos los que tendrán sus propio rinconcito alejado del caos de la Gran Vía. Lo que no sabemos es si esta compra significará que los enamorados se trasladarán del centro centrísimo a Boadilla, la localidad española con la renta per cápita más alta de todo el país, donde disfrutarán de sosiego, ratos en el jardín y silencio. O puede que hagan como Topacio y dejen el chalecito solo para los ‘findes’ y las vacaciones, veraneando sin tener que salir de Madrid.
Bibiana deja su casa a sus queridos amigos bajo una promesa “volveremos cienes y cienes de veces”.