Ágatha Ruiz de la Prada presume de casa tras su divorcio de Pedro J. Ramírez

La diseñadora ha sido una de las protagonistas del segundo programa de 'Mujer al poder'

Si la semana pasada era Mayte García la encargada de dar el pistolezo de salida al primer programa de 'Mujeres al poder', esta semana le ha tocado el turno a la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada. Siempre con una sonrisa en los labios y con las heridas ya curadas, la modista ha querido hablar del cambio que supuso en su vida divorciarse del que había sido su marido durante treinta años. "La verdad es que no sé por qué me casé. Toda la gente feliz que conocía estaba divorciada, pero bueno lo hice", ha comenzado diciendo recordando la mañana en la que Pedro J. Ramirez le llevó el desayuno a la cama y le dijo que quería separarme. "No me lo esperaba, ni lo vi venir. Para lo lista que me creo, me pilló totalmente por sorpresa", confesaba divertida.

Una entrevista que ha concedido para confesar que una de las cosas que más le ayudó a superar su divorcio fue el hecho de quedarse con su casa: "Es muy Ágatha. De hecho, no cambié muebles ni nada. Simplemente la pinté de nuevo y así conseguí sentirme bien en ella. Es fundamental tener un hogar en el que nos sintamos cómodos". Un vanguardista hogar que comparte con sus hijos, Cósima y Tristán, quienes todavía viven con ella. "Ahora se han cambiado los roles. Es ella la que sale hasta las tantas y nosotros nos quedamos en casa", asegura él.

Está claro que Ágatha Ruiz de la Prada es única. De hecho, no duda en hablar de la relación que mantiene desde hace un tiempo con Luis Miguel Rodríguez del que dice "es un personaje divertidísimo". Quizá por eso, ella evita ponerle nombre a algo que no podría considerarse una relación estable. "Tenemos pocos puntos en común. Para empezar, él vive en Parla, como si dijéramos", confiesa la modista. Está claro que la diseñadora es una persona auténtica y quizá por eso no dudó en terminar la entrevista con la frase: "Entre el campo, mis amigas y el orfidal se solucionó todo". Dí que sí, querida.