Zayra Gutiérrez, totalmente emocionada ante la alegría recibida tras su abandono de ‘Supervivientes 2024’

Hace tan solo unos días Zayra Gutiérrez (24 años) tuvo que poner fin a su aventura en ‘Supervivientes 2024’ por prescripción médica. Además, tuvo tiempo de despedirse de sus compañeros, aunque no lo hizo de todos ellos. Sin embargo, la hija de Arantxa de Benito no sabía lo que le esperaba poco tiempo después de su despedida y es que la organización la agasajó con un suculento desayuno, el cual le ha dado la alegría que necesitaba en estos complicados momentos.

Los concursantes son conscientes de los enormes sacrificios que deben hacer cuando deciden participar en este tipo de realities. Por ello, cualquier mínimo gesto que les haga recuperar los placeres de su vida cotidiana adquieren mayor relevancia. Además, los supervivientes, una vez terminan su concurso, suelen destacar lo mismo a valorar. Esto suele ser una simple ducha y algo de comida, ya que durante su estancia en Honduras no disponen de ello.

La gran alegría de Zayra Gutiérrez tras su abandono de ‘Supervivientes 2024’

La hija de Guti tuvo que despedirse de sus compañeros entre lágrimas, ya que su intención era permanecer hasta el final del concurso. Sin embargo, en su despedida, aparte de dejar algún que otro mensaje, también quiso lanzar un órdago a la organización, ofreciéndose para volver el año que viene a Honduras junto a su chico para poder terminar el concurso, siempre y cuando su estado de salud se lo permita.

Tras ver cómo sus compañeros acababan de comerse un gran plato de espaguetis con albóndigas, la hija del futbolista también ha podido disfrutar de un pequeño placer. Tal y como se muestra en el corte que la web de Telecinco ha subido, Zayra accede a disfrutar de un suculento banquete con los ojos tapados. “Por fin voy a comer algo que no sea arroz, pescado o pollo o erizo o lapas. Tengo unas ganas ya de comer cosas ricas. ¿Me lo puedo quitar ya?”, expresaba con impaciencia.

Una vez se quita la venda y ve lo que hay en la mesa, no ha podido contener la emoción en su rostro. “¡Qué rico!”, exclamaba una y otra vez mientras daba bocados a la comida saboreándola y disfrutándola al máximo. “Cómo echaba de menos comida normal. Está todo increíble. No os hacéis una idea lo bien que sienta esto después de estar 10 días sin estar comiendo nada”, añadía la exsuperviviente. “Ay por favor, está todo tan rico... Tenía tantas ganas de comer algo que no sea lo de la isla”, concluía a la vez que disfrutaba de su banquete de desayuno.

Zayra Gutiérrez se ducha tras abandonar ‘Supervivientes 2024’

Uno de los aspectos que peor suelen llevar los concursantes es la falta de higiene. Los participantes cuentan con un mínimo de aseo pero evidentemente no pueden darse una buena ducha o quitarse toda la arena del cuerpo. Por ello, el momento en que pueden hacerlo por primera vez es uno de los más esperados por todos pero también de lo que más suelen disfrutar por todo lo que conlleva.

La hija del deportista ha podido acceder a una ducha tras más de diez días sin poder utilizarla. Su cara lo decía todo conforme se acercaba al lugar donde iba a tomarse ese primer baño que sabe a gloria. “Dios, me voy a pegar mi primera ducha con agua normal, lavarme el pelo que tengo unas ganas…”, decía Zayra mientras comenzaba a caerle el agua por su cabeza.

“Las ganas que tenía de ducharme con agua normal ¡Qué gusto por Dios! Cuánta arena…Ahora mismo estoy en la gloria, os lo juro”, exclamaba. De este modo, disfrutaba de uno de los placeres que tanto ha echado de menos durante estas semanas y eso que han sido dos debido a la lesión y la dolencia que le ha impedido poder permanecer más tiempo en el concurso, pese a sus ganas de ello.

“Toda la arena que tenía en el pelo y ya estoy limpita de pelo y de cuerpo. Cuando te bañas en el mar se te queda la piel pegada de la sal, ahora estoy limpia sin sal, sin algas, sin arena, tenía unas ganas de darme una buena ducha”, comentaba. Así declaraba que tenía mucha cantidad de arena en su cuerpo que de otra manera no hubiera podido quitarse, algo a lo que los supervivientes terminan acostumbrándose en su día a día.