En 'Aruser@s' hay hueco para todo tipo de temas. A diferencia de otros matinales. Alfonso Arús (63 años) y sus colaboradores dejan de lado las extensas tertulias políticas para comentar temas de actualidad y hacer chascarrillos de lo que consideren necesario. Han hablado de las diferentes portadas de las revistas del corazón, pero también se han parado a ver uno de los actos que marcó la agenda del día anterior.
Charlene de Mónaco y el príncipe Alberto han presidido un acto en Mónaco en el que han recibido la antorcha olímpica. "Veíamos a la pareja muy bien conjuntada con looks deportivos blancos, mientras que el contrapunto lo marcaban sus hijos, que iban con un polo de color negro a conjunto con unas gafas", explicaba Tatiana Arús, encargada de dar la noticia. La reacción de Alfonso Arús a sus estilismos no ha tardado en llegar y ha comparado a Alberto de Mónaco con este divertido personaje.
"Qué atractivo está mi Homer Simpson", destacaba Alfonso Arús en el plató de 'Aruser@s'. No era la única comparación que hacían del príncipe Alberto. Tatiana Arús ha asegurado que "parecía un jugador de esgrima". La colaboradora de 'Aruser@s' e hija de Alfonso Arús y Angie Cárdenas ha destacado que es un momento muy especial para la pareja ya que, precisamente, se conocieron en unos Juegos Olímpicos en 2000. "Tienen un pasado deportivo y olímpico. Yo lo que desconocía es el pasado de Alberto, que se deslizaba en una especie de trineo y es uno de los monegascos que más veces ha participado en los Juegos Olímpicos", afirma Tatiana Arús. "Cuando era joven. Ahora, ya no está para esos trotes", ha añadido Alfonso.
La verdadera historia de amor de Charlene y Alberto de Mónaco
Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock llevan más de 20 años juntos. Fue el año 2000 cuando el príncipe se enamoró de una nadadora sudafricana, pero pasaron dos años más hasta que el hijo de Rainieo de Mónaco se atrevió a pedirle una cita. Lo hizo tras coincidir en un campeonato. La distancia marcó el inicio de su relación. Él vivía en Mónaco y ella viajaba por el mundo mientras competía como nadadora profesional.
Su relación no fue oficial hasta que en los Juegos Olímpicos de 2006. Fue entonces cuando la prensa se hizo eco de ella. Nada presagiaba el futuro que le esperaba juntos. En 2007 Charlene se mudaba al Principado. Se formó como primera dama. Para ello, aprendió francés, dio clases de protocolo y se empapó de la historia del que ahora era su lugar de residencia. Estas tareas las compaginaba con el deporte, algo que no pude dejar de lado, y con labores humanitarias.
La prueba de fuego de Charlene fue la boda de Victoria y Daniel de Suecia en 2010. La superó con creces y eso empujó a Alberto a pedirle matrimonio. Un año después se casaron en la catedral de Mónaco. Su enlace costó más de 45 millones de euros.