Estamos en la época más bonita del año. Son las fechas de reencuentros, buenos deseos y tradiciones. Cada hogar tiene las suyas, aunque todas tienen un denominador común: pasar tiempo en familia y con amigos para celebrar estas fechas. Otra de las cosas que se repiten cada temporada son los regalos. Unos se gastan verdaderas fortunas; otros, en cambio, prefieren optar por detalles más simbólicos. Es el caso del afamado chef Karlos Arguiñano (76 años).
"En nuestra familia ya no hacemos regalos, plantamos árboles. Cuando ya tienes tantos hijos y nietos, lo tienen todo. ¿Qué les regalas? Entonces empezamos a regalarnos árboles. Tengo hayas, robles, castaños, frutales…", explicó Arguiñano a Pablo Motos en su última visita. Acudió promocionar su nuevo libro, ‘545 recetas para triunfar fáciles de hacer y ricas para comer’. Se trata de una bonita tradición con la que no solo se evitan la temible cuesta de enero, sino que su idea favorece al medio ambiente.
Hace ya diez años que empezaron con esta tradición. El motivo es que todos tienen ya "calcetines, bicicletas, patinetes, tablas de surf, zapatillas de colores, trajes de neopreno…". Un buen día decidieron hacer regalos de fundamento. "Tengo plantados unos 300 árboles, clásicos y frutales, como manzanos, perales higueras", reconoció.
Están ubicados en el remanso de paz que se construyó ya hace algunos años en el municipio de Zarautz, en Guipuzcoa. No solo cuenta con esta plantación. También tiene un huerto y todo tipo de animales: más de 40 gallinas, dos ocas, conejos, un par de cerdos, dos perros y pavos reales. "Tengo una casa super entretenida como si fuese un caserío. Todo muy natural. Y ahora estoy criando capones porque suelo regalarlos en estas fechas a mis amigos, unos 40", explicó en ‘El Hormiguero’.
No es de extrañar que tomaran esta determinación de plantar árboles. Karlos Arguiñano y su mujer, Luisi Ameztoy (o ‘la capitana’, como la llaman en casa), tienen siete hijos fruto de un matrimonio que acaba de celebrar las bodas de oro: Eneko (1975), Zigor (1977), Karlos (1983), Martín (1984), Joseba (1985), Amaia Arguiñano Ameztoy (1987) y María Torres (1976).
Todos ellos han tenido hijos. Un total de 14, el último nacido recientemente. Para el cocinero es tal el caos que le cuesta recordar hasta el nombre de todos ellos. "Somos una familia de tener, poca tele y mucha cama. Me han salido de hacer. Lo que más me está costando son los nombres y además les ponen nombres de ríos africano", confesó a Pablo Motos que le retó a decirlos en alto. No lo consiguió y solo pudo dar once nombres. Salió del paso con un "y otros tres chavales" con su peculiar sentido del humor.
La estrecha relación de la familia Arguiñano
Mantienen una buena relación. No esperan a Navidad para verse. Comen cada fin de semana en su casa, llegándose a juntar entre 18 y 29 personas los domingos en la mesa. Incluso trabajan todos juntos. Sus hijos le ayudan en los negocios familiares, a excepción de Karlos, que se dedica al sector del cine. "Mantenemos el buen clima laboral en la familia porque siempre hicimos cosas en grupo, en la casa y en el trabajo. No somos de discutir. Nos llevamos muy bien. A ninguno nos gustan las peleas y solemos estar muy de acuerdo en la mayoría de las cosas importantes", contó en una entrevista en ‘Check in news’.
Los muchos negocios de Karlos Arguiñano
Los seis hijos que trabajan codo con codo con él se reparten entre el hotel-restaurante de Guipúzcoa, la escuela de hostelería y la bodega K5, que operan a través de una única empresa, Karlos Arguiñano Promociones SL. Además, el chef es propietario de Irusta Gain SL, una sociedad que fundó en 1997 debido a su creciente éxito. En sus orígenes estaba dedicada al sector inmobiliario, pero en la actualidad se ha reconvertido en una agencia de publicidad que gestiona su imagen.
Tiene además su propia productora Bainet Media, con la que gestiona la venta de libros y el resto de productos que llevan la marca de Karlos Arguiñano. Entre 2011 y 2017, también tuvo su propia escudería, Arguiñano & Ginés Racing Team (AGR Team), con presencia en Moto2 y Moto3. Por falta de solvencia tuvo que despedirse de este sueño.
Así es la casa de Karlos Arguiñano
Con la fortuna que ha amasado durante todos estos años de duro trabajo y dedicación a la cocina, Karlos Arguiñano podría vivir en una lujosa casa como cualquier millonario. Pero, prefirió hacerse una casita tradicional vasca en el campo, dando buena cuenta de ese carácter campechano que le caracteriza. Es un hombre de gustos sencillos.
Su hogar cuenta con toques rústicos mezclados con algún matiz moderno. La cocina, que se integra a la perfección con el salón y el comedor, es donde pasa más horas y su estancia preferida. Cuenta con una gran isla central donde se encuentra la vitrocerámica y varios armarios para guardar los diferentes menajes y utensilios de la cocina. Los acabados de mármol con vetas en beige predominaron en todos los rincones de la estancia y combinan a la perfección con la madera oscura que prolifera en el resto de habitaciones de su villa.
Los grandes ventanales que dan al precioso jardín también son algo a destacar en toda la casa. Aportan la luz necesaria y dan calidez. Otra de las estancias más importantes de la casa es el comedor, donde se reúne la familia al completo cada fin de semana. El espacio está conformado por una gran mesa rectangular y otra ovalada desde donde se puede ver toda la cocina y el proceso de elaboración de la comida. En el exterior también cuenta con otra mesa de madera maciza para cuando el tiempo les acompaña en las quedadas familiares.