“Estoy enganchada al ‘triángulo de las tentaciones’”, nos confiesa la psicóloga Lara Ferreiro en conversación telefónica con Lecturas. Bueno, lo está ella y lo está todo el país. De ahí que haya sido todo un acierto, por parte de ‘Supervivientes 2025’ ficharlos como concursantes estrella. Todos estamos pendientes de sus enfados y de una posible reconciliación. Cosas más raras se han visto.
Y sobre esto mismo le hemos querido preguntar a la autora del best seller ‘¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta’. Si de algo sabe Lara es de infidelidades y parejas con todos ingredientes para ser un fracaso, de ahí que no le sorprenda el comportamiento de los tres protagonistas del triángulo del momento.
Lara baraja varias hipótesis si, finalmente, viésemos consumarse la tan ansiada reconciliación. El domingo, en ‘El Debate’ vimos a Montoya y a Manuel protagonizar un llamativo acercamiento que sorprendió a todos. En cuestión de tres días habían pasado de odiarse a prometer quitarse la comida de la boca para dárselo al otro. Insólito.
Lo que les ha llevado a acercarse
“La primera opción de este acercamiento es que esté premeditado. Manuel no tiene sentimientos ni por Anita ni por nadie, así que él está ejerciendo un rol de mediador. Él es el más racional de los tres y el más frío, por lo que puede involucrar menos los sentimientos”. La segunda opción responde a una adaptación extrema al entorno. “En unas circunstancias como esas, tu cerebro te dice ‘o te adaptas o te mueres’. Toda tu energía tiene que ir a la comida. Esto es la base de las necesidades de la Pirámide de Maslow.. No te puedes pelear con un compañero cuando no tienes para comer. Lo que en la vida real te puede llevar meses, ahí te puede pasar en 72 horas”.
Muchos se han sorprendido por el aparente compadreo que ha nacido entre ambos supervivientes. Lara lo tiene claro, esto obedecería al “efecto enemigo común”, que es encarnado por Anita. “Esta tensión les une como hombres. Sus egos de machos alfa provoca que se alíen, atendiendo a la teoría de grupos. Los dos han empatizado como hombres y aplican a Anita la culpa”.
Anita en medio de una disputa de dos 'amienemigos'
Pero la psicóloga advierte: esto se les puede venir en su contra. “Los dos son muy parecidos, pueden ser los amienemigos”. Esta rivalidad soterrada, a la mínima, aparecerá y hará saltar por los aires cualquier alianza entre ellos.
Y, entre tanto despliegue de testosterona y pulso de macho, una Anita que, una vez más, tiene que seguir gestionando una letra escarlata que parece no abandonarla nunca. La culpa que le aplican Montoya y Manuel provoca en ella una reafirmación de sus miedos, que la empujan a creer que no sabe estar sin pareja. “Ella no parece tener claro lo que quiere. Solo sabe que no quiere estar sola. Es adicta emocional”, resuelve Ferreiro.
En esta reconciliación televisiva, tal y como afirma la psicóloga, también entra en juego las hormonas. “Cuando la amígdala se calma, la dopamina se activa”, nos cuenta. “El primer día están en modo amígdala. El cerebro está en modo ataque-defensiva”. Lo vimos el mismo jueves de su llegada a los cayos, cuando no pararon de proferirse ataques. Sin embargo, a los tres días, el panorama entre ellos era el opuesto. “Cuando pasan un tiempo juntos, el sistema límbico se relaja. La zona del ataque se va relajando y entonces tú segregas poco a poco dopamina. Estás más tranquilo, socializas, segregas las neuronas espejo y se produce la comprensión y la empatía”.
¿Reconciliación a la vista?
Todo esto estaría operando en los tres concursantes, con el añadido de que Anita y Montoya han sido pareja durante mucho tiempo y se han querido; por lo que estas circunstancias, en su caso, podrían operar no solo para un perdón, sino, además, para una reconciliación.
“Anita parece que quiere volver con Montoya. No sabe estar sola ni admite estar soltera y se arrepiente de lo que tuvo con Manuel”, afirma la experta. No le parece descabellado, “los dos forman una pareja tóxica, una pareja boomerang”, en referencia a todas estas idas y venidas. Si esto llegara a ocurrir, sería muy probable que “convirtieran a Manuel como el malo malísimo”, haciendo frente común contra él.
Lara Ferreiro, que ha estudiado las complejas personalidades de Montoya y Manuel, no cree que “esa amistad entre dos machos alfa vaya a ser posible, porque van a reabrir las heridas una y otra vez”.
Que se perdonaran, que volvieran, que no se quisieran hablar... todo sería lógico y comprensible. En un país que alcanza máximos históricos de infidelidad, nada sorprende, por lo que, quién sabe, puede que este encuentro 'forzoso' les lleve a encontrar lo que tanto llevan ansiando: Montoya, una redención, Anita, un amor y Manuel, la consagración como personaje de televisión.