Sofía Suescun, Maite Galdeano, Marta Peñate o Suso Álvarez son todavía algunos de los rostros más célebres de Telecinco. Reconvertidos en participantes de 'realities' de la cadena, comentaristas de debates e incluso tertulianos de actualidad rosa. Lejos queda aquel 2015 en el que se animaron a vivir en la casa más famosa de la televisión. Nueve años se cumplen desde que todos ellos cruzaron el umbral de la vida en directo en calidad de concursantes de 'Gran Hermano 16'. La última con Mercedes Milá a los mandos, la de los secretos, y también la de Amanda Rodríguez (34 años).
La malagueña llamó la atención de la audiencia desde el momento en el que se emitió su vídeo de presentación. Una estudiante de marketing e investigación de mercados con una estética extremada, que además escondía el secreto de haber sido atleta profesional, no se ve todos los días en antena. Su pelo decolorado hasta los topes, sus extensiones y sus estilismos advertían que el suyo no sería un perfil que pasaría inadvertido. Por desgracia, tan pronto como había conseguido ganarse el favor de la audiencia -que la salvó de la expulsión en dos ocasiones con el menor porcentaje-, se convirtió en la elegida para abandonar el programa.
Cuestión de enfrentamientos con más de uno de sus convivientes que le valieron ser la séptima eliminada de la temporada, en una expulsión sorpresa que tuvo lugar en el salón y quedó bautizada en la red como el 'Amandazo'. Nadie lo vio venir, pero así fue, y la andaluza no tuvo otra opción que abandonar Guadalix de la Sierra en el día 53 de concurso. Eso sí, su llegada a Mediaset para entrevistarse con Milá, sin perder su característica "risa" y con algún momento de "ansiedad", prometió seguir dando guerra en los platós.
Así fue, aunque no del todo. Amanda siguió siendo una de las grandes protagonistas del formato hasta el final de sus emisiones, pues dos de sus grandes archienemigas seguían dentro de la casa y ella tenía mucho que aportar. Sin ir más lejos, Sofía, con la que tuvo más de una discusión y a la que incluso dedicó un contraalegato que dio mucho que hablar, terminó como la flamante ganadora. No había duda de que temas no le faltaban para comentar, pero la cosa cambió radicalmente cuando el 'súper' echó el cierre y apagó las luces del que fue su hogar de forma definitiva. El tiempo ha pasado, la tele ya no es su ámbito y su vida es bien distinta.
La nueva vida (e imagen) de Amanda 9 años después de 'GH 16'
Y es que el tiempo pasa para todos, y poco queda de la chica de 25 años que despertó todo tipo de reacciones en la audiencia con sus aires de 'diva' y amistades tan hilarantes como la que mantuvo con Han Wang, su compañero natural de China. El caso es que al acabar la edición, y mientras algunos de sus rivales de concurso ganaban cada vez más y más peso en la pequeña pantalla en espacios como 'Supervivientes' o 'Mujeres y hombres y viceversa', Amanda se fue alejando del foco mediático de forma progresiva.
Concedió algunas entrevistas a la prensa, protagonizó un breve periplo por algunos de los programas de la cadena y probó suerte en las redes sociales de forma casi inconsciente. Es esto último lo único que mantiene a día de hoy, ya que a pesar de que pronto se cumplirá una década desde que habitó la casa de Guadalix, acumula más de 130.000 seguidores en su perfil de Instagram. Un perfil que mantiene muy activo, en el que actualiza a sus fans sobre su día a día vía 'stories' y publicaciones, en las que se demuestra que poco queda también de la imagen con la que la conocimos.
La televisiva nunca renegó de su interés por la medicina estética. De hecho, ya en su etapa como 'gran hermana' reconocía haberse operado el pecho, siendo este uno de los principales puntos con los que sus compañeras la atacaban cuando discutían. "La plásticos", la llegaron a acuñar. Un interés por las inyecciones y los quirófanos que, de acuerdo con su cambio de apariencia, parece mantener en la actualidad. Orgullosa de un nuevo rostro que ha remodelado a su gusto, con los labios visiblemente más gruesos. El pelo igual de rubio -o más si cabe-, eso sí, pero ni rastro de sus características extensiones. A sus 34 años, Amanda prefiere llevarlo corto. Un cómodo bob, al que a veces añade algún postizo, pero que le aporta la comodidad necesaria para disfrutar de una de sus grandes pasiones: el deporte.
Porque siempre fue deportista y prueba de ello quedó con el dato sobre sus años de juventud que tuvo que ocultar durante sus primeras semanas en 'Gran Hermano'. No obstante, salvando las distancias con los ejercicios que practicaba cuando competía en atletismo y estaba federada. Ahora prefiere trabajar la tonificación, levantando pesas y sirviéndose de las máquinas del gimnasio, donde pasa muchas horas practicando el culto al cuerpo. Pero no todo es cosa de moldear la figura y verse bien, porque como bien apunta en los contenidos 'fit' que publica en la red, este estilo de vida tan dinámico también le sirve de terapia en los momentos más difíciles. "No es terapia, pero me ayuda a cuidar mi salud mental", asegura en uno de sus vídeos destacados.
La última vez que apareció en televisión para hablar de Marta Peñate
Aunque ahora ya no sea así, no se puede decir que Amanda no lo intentó. Lo de seguir en la primera línea parecía una tarea sencilla y en primera instancia se le abrieron muchísimas puertas. Véanse su posado en la extinta revista 'Interviú' o su participación en la canción 'Dulce locura' del dúo Los Eclipse. Siempre dispuesta a todo con esa energía característica de la que volvió a dejar constancia el pasado 2020 en su paso por 'Sábado Deluxe'.
El programa de entrevistas la invitó para comentar algunos de los acontecimientos sucedidos en la segunda edición de 'La isla de las tentaciones', en la que participaba su otra gran enemiga de 'GH': Marta Peñate. Si "ya era intensa", recordaba, ahora la veía "con unos aires" todavía peores. Animadversión por la canaria que tiempo después no había variado en nada, y eso que por aquel entonces se había suavizado mucho más su imagen. Con el pelo menos amarillo y con un matiz más ceniza, ya sin extensiones XL y luciendo unas gafas. Igual de coqueta y atrevida, pero mucho más adulta.