Hay citas que no salen bien por mucho que uno se empeñe. Las personas pueden sentir o no esa química inicial ya sea física o intelectual. O ambas. En el caso de Tacho (67 años), un supervisor de trenes jubilado de Barcelona, no ha sido así. Ha llegado a ‘First Dates’ con ganas de encontrar a esa persona que comparta sus días, pero que le dé mucha libertad. Algo extravagante y con un grado de locura, como él mismo ha reconocido, no ha tenido parejas hasta ahora, exceptuando a la madre de su único hijo. Siempre ha priorizado su trabajo por encima de todo, lo que le ha llevado a perderse muchas cosas en el ámbito personal.
María (66 años), una monitora jubilada también afincada en Barcelona, parecía cumplir con los requisitos que ponía. El problema es que físicamente ninguno de los dos se ha atraído. "No me gusta el cuerpo, sus formas… Soy una persona atlética, soy una persona muy movida y el primer impacto no ha sido bueno", ha reconocido el también escritor y fotógrafo en su tiempo libre. La divorciada con tres hijos ha estado de acuerdo, pero aun así han intentado conocerse un poco mejor durante la cena, como es lógico.
Nada de eso les ha servido. No han coincidido en nada. Como bien ha apuntado Carlos Sobera (63 años) en ‘First Dates’ durante un momento de su cita, son de esas personas que se entienden cuando no se entienden. El primer choque, hablando de las parejas anteriores. Cuando Tacho le ha contado que solo ha estado con la madre de su único hijo, María se ha quedado atónita. "No me casé y después de ella no he tenido más relaciones", le ha dicho mientras que le confirmaba a María que de eso hace ya más de seis años. Su cara ha sido digna de ver.
"Madre mía es que no he conocido a un hombre así en mi vida", ha asegurado a las cámaras de ‘First Dates’. Si eso ya les ha alejado, su opinión sobre la infidelidad aún más. María, que rompió su relación con su pareja anterior por culpa de que estuvo con otra mujer, no admite ni una deslealtad. "Podemos quedar como amigos pero, para mí, ya se acabó si hace eso", ha admitido a Tacho, al que no le ha parecido nada bien su forma de pensar.
Con esto ha quedado más que evidenciado que Tacho y María no caminan en una misma dirección, a menos que sea para buscar y encontrarse fallos. Era previsible que, al final de la cita, cada uno se haya ido por su lado. "No me has transmitido nada, que yo pudiera notar. Entonces pues no. No hay una sintonía", ha reconocido ella. "Ya no digo físico, sino de intercambio de valores", añade él antes de marcharse por donde ha venido.