Carlos Sobera (64 años) le ha augurado a Raúl (55 años) una salida mucho mejor que su entrada en el restaurante de ‘First Dates’. "Saldrás acompañado", le ha dicho. No es algo que suele hacer el presentador de televisión porque nunca sabe las sorpresas que depararán las citas. Por desgracia, no ha llevado razón. El chófer de camiones de Barcelona se ha vuelto a casa, como se suele decir, compuesto y sin novia. Además, se ha llevado unos cuantos zascas por parte de su cita, quien le ha recriminado algunos de sus comportamientos durante la cena.
En el amor, ha sido muy feliz. "He estado enamorado tres veces. Mi primer amor de juventud; después se cruzó la madre de mis hijos, con la que estuve nueve de novios y diez de casados; y luego apareció la que yo considero que me ha dejado más huella. La perdí en un accidente de tráfico. Falleció en 2017. No estaría aquí si no. Duele, era una muchacha joven", le ha confesado a Carlos Sobera en ‘First Dates’. Le ha confesado que no la ha olvidado, insistiendo en eso de que el tiempo lo borra todo es mentira.
Desde entonces, se ha volcado en sus nietos. Son lo que más le hace feliz. "Tengo dos estrellas. Disfruto mucho con ellos", ha afirmado emocionado a las cámaras de ‘First Dates’. Sin embargo, echa de menos compartir sus días con una mujer. Quiere que sea simpática, agradable, risueña y que invite a hablar con ella. Pero nada más ver a María José (53 años), una administrativa de Barcelona, se ha dado cuenta de que no iba a ser ella.
Le ha hecho un gesto de desaprobación al verla entrar al restaurante. Se ha girado mientras que ha soltado un ‘ufff’ en señal de negación. Parecía que ella no se había dado cuenta pero sí. No se lo ha mencionado hasta el final de la cita. El físico es lo que le ha echado para atrás. "No es de mi agrado", ha reconocido a cámaras él antes de darle el regalo que le había traído: unos bombones que han endulzado el momento.
Por si fuera poco, en cuanto le ha dicho que tenía tres hijas y que una de ellas solo tenía diez años, la cosa ha empeorado para Raúl. "Ostras, aún necesita atención", ha dicho. Le ha salido del alma. A María José no le ha hecho ninguna gracia, tanto que ha comentado que la niña tiene un padre y que no es ninguna carga.
Raúl se ha lucido durante toda la cena. La ha llamado mandona por el simple hecho de ser virgo y encima ha seguido insistiendo a lo largo de la cena con este tema. Al final, ha terminado por enfadar a su cita, que al igual que Raúl, ha dicho un ‘no’ rotundo a la posibilidad de volver a verse.
"Yo no tendría ninguna cita con Raúl. Ni la segunda. Primero porque yo me he dado cuenta de que cuando te he hablado de la niña te has echado para atrás. Segundo porque te he visto muy cerrado, he notado que yo he intentado profundizar un poquito más pero estabas con una pantalla puesta delante", le ha empezado diciendo para después rematarle con un zasca: "Además he tenido relaciones y mi hija no es ningún impedimento para nada. Quiero una relación estable, no seria, en la que me pueda reír y creo que contigo me aburriría bastante". Se ha quedado sin palabras y se ha limitado a contestarle diciéndole que era su opinión.