Raphael (80 años) tiene mucho que contar, empezando por el concierto que ha dado hace apenas unos días en el madrileño WiZink Center. Reunió a más de 12.000 personas de distintas generaciones para disfrutar de su talento, uno que se antoja inagotable. Cargado de vitalidad, se sienta este lunes en el plató de 'El Hormiguero' para hablar con Pablo Motos (58 años) y sus hormigas de la reedición de su último disco de estudio, 'Victoria Tour Edition'. Con él, ha girado por todo el país. "De energía estamos en un 9,5; de ilusión a 200 por hora; y de amor, muy bien. Está todo controlado", ha comentado al inicio de la entrevista.
Esta entrevista ha permitido conocer un poco más sobre el que es uno de los cantantes más internacionales de nuestro país. Tras más de 60 años sobre el escenario, tiene mucho que contar. Sin embargo, la pregunta que Pablo Motos estaba deseando hacerle tiene poco o nada que ver con su versión más profesional. "Desde que te conozco te he querido hacer una pregunta: ¿cómo narices haces para cuidarte ese pelazo? Tú vas a Turquía a quitarte pelo", le ha dicho Pablo Motos. "Hay naturalezas y naturalezas. Es suerte genética. Me parezco mucho a mi madre", ha contestado el cantante.
El patrimonio de Raphael tras una vida dedicado a la música
Son muchos los que se sorprenden al ver que Raphael sigue subiéndose a los escenarios. Hay quien piensa que podría vivir de las rentas y disfrutar de lo cosechado durante años. Sin embargo, el jiennense tiene otros planes. Lo hace por diversión, vocación y amor a su profesión. "Estoy bastante conforme con lo que ha sido mi carrera, mi trabajo y mi vida en esto, pero no me puedo descuidar. Llegaré hasta cuando y donde Dios me deje, siempre que sea en perfecta condición. No me gustaría llegar al final como un desecho de mí mismo", dijo el cantante en una entrevista en 'La Razón'.
Raphael no ha seguido los pasos de otros compañeros de profesión, como puede ser Julio Iglesias. El jiennense no ha hecho abultadas inversiones inmobiliarias o en grandes empresas. Según publicó 'Vanitatis' en 2020, el cantante solo aparece en el Registro Mercantil como administrador único y accionista mayoritario de una sola empresa. Tiene como nombre The Boy On Stage y se constituyó en 2007. En el ejercicio del año 2019, registró unos beneficios de 79.000 euros; unos que ascendieron a los 250.000 euros en 2018.
La empresa declaraba entonces tener dos empleados fijos, quienes recibieron un sueldo de 305.533 euros en 2019. Entonces, contaba con un activo cercano a los cuatro millones de euros.
Raphael y Natalia Figueroa, una boda secreta
Ha pasado ya mucho tiempo desde entonces, pero lo cierto es que Raphael sorprendió al contraer matrimonio en secreto con Natalia Figueroa, la que a día de hoy sigue siendo su compañera de vida. Se dieron el 'sí, quiero' en 1972. “Hará apenas un mes que Natalia me había escrito: Me caso con Raphael. Quiero que seas mi testigo. Pero para evitar un jolgorio tendremos en secreto absoluto la fecha y el sitio”, relataba en ABC José María Pemán. “Lo cumplieron fielmente: y empezó una especie de película policíaca, con las fintas y estrategias más enrevesadas para despistar agencias y fotógrafos. Pero hace unos pocos días, Natalia al teléfono: Eso es el día 14. ¿El sitio? Ya lo sabrás. Como tengas intervenido el teléfono pensarán que proyectamos el asalto de una joyería”.
Este acto de discreción y romanticismo marcó el inicio de un matrimonio que ha resistido el paso del tiempo, convirtiéndose en uno de los más duraderos y estables del mundo del espectáculo. Natalia, siempre evitando los reflectores de la fama, ha sido el apoyo silencioso detrás de su éxito.
A lo largo de su matrimonio, Raphael y Natalia han creado una familia sólida. Eso sí, siempre manteniéndose alejados de los focos. No consiguieron evitar que hubiera prensa en su boda, incluso posaron resignados para aquellos que habían conseguido llegar a la iglesia de San Zacarías, en Venecia.
Tienen tres hijos: Manuel, Alejandra y Jacobo. La familia se ha erigido como un pilar fundamental en la vida de Raphael, proporcionándole estabilidad y afecto en medio de la vorágine del mundo del espectáculo. La discreción de Raphael en lo que respecta a su vida privada ha sido notable, y a lo largo de los años, ha mantenido un equilibrio delicado entre su carrera pública y su espacio personal. Este enfoque ha contribuido a preservar la intimidad de su matrimonio y de su familia, permitiendo que la fortaleza de sus lazos personales florezca lejos de los reflectores mediáticos.