'First Dates' ha vuelto a abrir las puertas de sus restaurantes para que sus comensales encuentren el amor. O al menos, lo intenten. Josep (27 años) tiene claro que su relación ideal acaba en boda y creando una familia. Cree que es un objetivo un poco extraño para los tiempos que corren, pero se siente orgulloso de pensar así. Su vida no ha sido fácil, pero eso no quita que se la tome con humor. Muestra de ello es la broma que le ha hecho a Carlos Sobera (64 años).
El presentador se ha quedado a cuadros con el sentido del humor de Josep. El comensal le ha contado que su vida ha sido algo dura mientras le mostraba que lleva una prótesis en su brazo izquierdo. "De pequeñito tuve un percance en un zoológico. Metí el brazo donde no lo tenía que meter", le ha contado. Carlos Sobera no daba crédito de lo que esaba escuchando: "¿En un zoológico?". Por suerte, Josep no ha llevado la situación mucho más lejos: "Es broma. Es genético". "Déjate, que ha habido gente a la que le han llevado la cabeza", ha apuntado el vasco intentando salir del apuro.
Josep ha contado a las cámaras de 'First Dates' lo que le ocurrió. "De pequeño por una malformación en lo que viene siendo la barriga de mi madre nací sin brazo. Pero es lo que siempre he dicho, es una debilidad, pero a la vez una fortaleza muy grande porque te hace decirte 'o te espabilas o eres entre comillas inferior a los demás porque te falta una parte de tu cuerpo'", ha expuesto.
El estudiante de Administración y entrenador de fútbol no tuvo una infancia sencilla. "Soy de un pueblo y era que o subes al árbol por los amigos o te quedas sin amigos y si tienes que subir con los dientes, lo haces. Eso en realidad me ha ayudado", le ha contado a Carlos Sobera. En el amor no le ha ido mejor. Ha tenido tres relaciones serias. "La última de seis años y terminó muy mal la relación", ha contado.
Ha ido a 'First Dates' en busca a alguien que le guste compartir. Se ha topado con Ana (27 años), una enfermera activa y positiva. Le ha hecho la misma broma a su cita. Por suerte, se lo ha tomado con humor y no le ha supuesto ningún problema: "Me da igual. Ni me he dado cuenta al entrar".
Parecía que tenían mucho en común, sobre todo el deporte. Sin embargo, sus puntos discrepantes han sido creciendo durante la cena; empezando por los animales y los niños. Él es aprensivo; ella, enfermera. Lo que tampoco tienen en común es su planteamiento de pareja. "Yo soy muy cerrado", le ha dicho él sin dudarlo. "Yo soy más liberal", le ha apuntado ella.
En la recta final de la cita se han dado cuenta de que se lo han pasado muy bien, pero también de que tienen muchos temas en los que discrepan. Eso les ha llevado a decir que no a una segunda cita. Les toca seguir buscando el amor.