Javier (35 años) siempre ha sido un mujeriego. El empresario de Torrijos (Toledo) asegura que sus dotes amatorias le han hecho ligar mucho pero también le han traído muchos problemas con sus parejas. "Cuando era joven fui un truhan pero ya llevo unos años que soy una persona bastante equilibrada y tranquila", ha empezado reconociéndole a Carlos Sobera (64 años) a su llegada a ‘First Dates’. El ‘problema’ es que siempre se le ha dado muy bien el género femenino.
"Soy cariñoso, romántico, tradicional y caballero. Creo que quedamos tres en España, que somos Bertín Osborne, Julio Iglesias y yo", ha añadido. Después de esa etapa de gran conquistador, Brutus, como le conocen sus amigos por su parecido físico al malo de Popeye, quiere asentar la cabeza con una persona para divertirse en una relación sana.
Lola (32 años), una charcutera de Fuenlabrada (Madrid), le ha gustado nada más verla entrar al restaurante más famoso de la pequeña pantalla. Comparten muchas cosas en común, entre ellas, su amor por la comida. "Mi abuela siempre dice que a los hombres hay que ganarles por el estómago. A mí también", ha reconocido a las cámaras de ‘First Dates’. Que su cita tenga un restaurante de comida fusión le ha entusiasmado y Brutus ha valorado que le guste el buen comer, como a él. También para tener una segunda opinión de su establecimiento.
Pensaba que sus horarios y su pasión por el trabajo iban a ser un problema con una futura pareja, pero nada lejos de la realidad. Lola ha entendido a la perfección que trabaje más horas de las habituales. A Brutus no le ha hecho mucha falta poner en práctica esas dotes amatorias de las que ha presumido a su llegada. A Lola le ha gustado todo de él. La cita ha sido más que perfecta.
Ni siquiera han discutido por el tema de los toros. Brutus siente verdadero amor por esta tradición y, aunque la charcutera no es algo que comparta, sí lo respeta. Y eso, a día de hoy, no es muy habitual porque o lo amas o lo odias. En ‘First Dates’ ha habido parejas que han dicho ‘no’ a una segunda cita por esto. "Me preocupa que sea un psicópata pero que sea taurino, no", ha dicho Lola a las cámaras antes de que él la invitase a acudir un día con él a los cosidos.
No solo no ha puesto ningún impedimento, sino que también ha aceptado su propuesta de tener una segunda cita en el restaurante de Brutus. Le ha prometido cerrar el restaurante para ella y prepararle una romántica velada a la luz de las velas. Lola no se ha podido resistir, aunque le ha advertido que más vale que la comida estuviera deliciosa.