Toda la verdad sobre Marc Giró, el gran showman de La 2: de su televisivo marido a su otra gran pasión

Marc Giró es uno de los presentadores de moda gracias a su quehacer en el 'Late Xou' de La 2

Lorena López

Periodista especializada en corazón y televisión

Actualizado a 27 de octubre de 2024, 12:04

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Marc Giró (50 años) se ha ganado a pulso convertirse en uno de los rostros conocidos de la pequeña pantalla. Ha dedicado su vida a los medios. Su currículum le avala. Ha colaborado en espacios como ‘Està passant’, ‘Zapeando’ con Frank Blanco, ‘En el aire’ con Andreu Buenafuente, ‘Divendres’, ‘Espejo público’ o ‘Vostè primer’, en RAC1. Fue después de este cuando se alejó de la televisión por un tiempo para regresar con más fuerza si cabe y colaborar en programas como ‘Sálvame’, 'Gran Hermano' o en el documental especial ‘Rocío: contar la verdad para seguir viva’. Sin embargo, donde podemos verle de manera recurrente es en La 2 de Televisión Española. Cada martes presenta 'Late Xou'. 

El licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona y Periodismo se ha hecho con un Premio Ondas al Mejor contenido de proximidad en 2023 justo cuando comienza su segunda temporada. Ha empezado con buen pie. Su entrevista a Maruja Torres y Antonio de la Torre como invitados el pasado 8 de octubre tuvo récord histórico de audiencia: un 4.7% de cuota de pantalla y 464.000 espectadores.

Sus similitudes con David Broncano y un equipo envidiable formado por Yolanda Ramos, Candela Peña, Henar Álvarez e Isabel Calderón han hecho que los telespectadores se enamoren de su espacio. Incluso son muchas las voces que piden el salto a TVE.

¿El secreto de este éxito? Su desparpajo y vivacidad. "Hay quien dice que hago humor, pero no hago humor. Yo lo que trato es de estar alegre. Y me esfuerzo por estar alegre porque en general tengo muy mala hostia. Ya de pequeño tenía mal carácter. Por eso me dijeron: por favor, intenta mantener el encanto –o sea, la alegría– y ser educado", contaba en una entrevista reciente en Forbes.

Santi Villas, su marido y compañero de éxitos

Si hay alguien a la sombra de este espacio cultural al que se le deba también parte de este triunfo ese es su marido, Santi Villas, director del espacio. "El éxito del ‘Late Xou’ es de Santi y es una maravilla total. Yo llego, hago lo que me dice que tengo que hacer y me voy. Y él lo tiene todo controlado. Él ideó el programa, lo vendió, me puso a mí de muñeco, y estoy en muy buenas manos. Y no lo digo porque sea mi marido, es que es así. Ahora me doy cuenta, después de muchísimo tiempo, de que ¡es mejor director de televisión que marido!”, aseguró en la misma entrevista.

Una historia de amor que surgió en plató

Fue precisamente en otro programa de televisión donde sus caminos se cruzaron. En 1998 se empezó a fraguar una lenta y discreta historia de amor en los pasillos de TV3 gracias al primer late night de la televisión catalana, ‘Les 1000 i una…’, presentado por Jordi González. Cuando se cumplía un año de su estreno, ambos comunicadores decidieron ser algo más que amigos. Las muchas horas que se pasaban preparando el espacio les hizo darse cuenta de que se habían enamorado.

Desde entonces, se han consolidado como una de las parejas más estables de la industria. Su compenetración es tanto personal como profesional, donde hacen un gran tándem. Un buen ejemplo (y prueba de amor) es que Marc Giró le cedió su puesto en la docuserie ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ después de unas semanas como comentarista. Lo cierto es que Santi Villas siempre ha estado más enfocado en la producción y dirección creativa de contenidos audiovisuales después de licenciarse en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Barcelona.

Han mantenido esta relación en la más discreta privacidad. Nunca han querido protagonizar las páginas del papel couché en estos más de 25 años juntos y eso que podrían haberlo hecho. De hecho, quitando algunos aspectos de su vida profesional en el que no les ha quedado más remedio que hablar el uno del otro, son pocas las ocasiones en las que se mencionan.

"Mi marido, mi compañero, mi amigo, mi amante, aquello que hacen las folclóricas: 'Lo es todo para mí'. Posiblemente no tendría la vida que tengo ahora si no lo hubiera conocido a él, ¿sabes? A menudo, que tu vida sea una mierda o brillante depende de la persona que tengas al lado y yo con Santi Villas tengo la vida que quiero tener, una vida feliz", dijo Giró en una entrevista de Elnacional.cat.

Sin embargo, nunca ha llevado mal la exposición mediática: "No tengo ningún problema. Lo mío ha sido muy paulatino porque ya sé lo que es que te reconozcan por la calle o que a la gente le gustes". Sabe que es parte del trabajo y es algo que le gusta. "Si alguien me increpa o se queja, yo soy capaz de argumentar. Incluso a veces me han hecho un tipo de crítica que yo detecto que tiene que ver con la homofobia. Entonces, yo les cuento que quizás es un problema de homofobia", reconocía.

La moda, la otra gran pasión de Marc Giró

Su carrera televisiva la ha combinado con su otra gran pasión: la moda. Durante casi dos décadas ha sido editor de moda en la revista ‘Marie Claire’, demostrando que es todo un polifacético. Pero parece que, aunque es un experto en este sector, ya lo ha dejado atrás. Ni siquiera se pregunta por las mañana qué se pone. "Soy muy austero. De hecho, ya no me compro nada. Hace muchos años, una vez entrevisté a Isabel Preysler, y yo quería ser como ella y comprarme un Keepall. Así que con mi segundo sueldo un día fui a la tienda de Louis Vuitton como un yonqui y me compré el bolso. Pero luego estuve dos meses sin comer. Con eso aprendí", confesó en la entrevista en Forbes.

En su tiempo libre, el periodista ni viaja ni suele escuchar música. No es algo que le apasione. Lo que sí le gusta es gastar los 3.500 euros que ingresa por cada programa: "Yo recuerdo no tener un duro y gastar. Me gusta gastar y comprar cosas buenas porque duran más". También la equitación.

De pequeño, su padre insistió mucho en que tanto sus hermanas como él aprendieran a tocar un instrumento y practicaran algún deporte. En aquel momento, a Giró todo le parecía un rollo así que intentó que su progenitor cambiase de idea al decirle que quería un arpa. Lo consiguió.

"A lo de la música respondí que lo único que me interesaba era tocar el arpa. Mis hermanas se tronchaban, pero mi padre lo intentó. Lo que pasa que, ¿dónde metes un arpa? Además es un instrumento dificilísimo. Y desistió", contaba. Después le propuso la idea de montar a caballo y al final le acabó gustando. "Y ya me jodió que lo consiguiera…", dijo, fastidiado por darle la razón. 

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