1. Estás muy cansada y no sabes por qué
Al comer, el cuerpo convierte los alimentos en glucosa y la envía a la sangre. Si la insulina funciona, ayuda a llevar la glucosa de la sangre a las células para que se use como energía. Pero si no funciona, se acumula en el torrente sanguíneo. Cuando a las células les cuesta absorber la glucosa, les falta energía, y esto explica el cansancio.
2. Tienes un mal aliento muy peculiar...
Si lo que ocurre es que el organismo no puede transformar la glucosa en energía, en su lugar, la obtiene de la grasa. Al hacerlo, se liberan cetonas, unas sustancias olorosas que salen a través del aliento. Quizá la persona afectada no es capaz de percibirlo, pero sí quienes están alrededor. Es un mal
aliento con cierto olor afrutado.
3. ...y sensación de hambre a todas horas
Como las células no reciben toda la glucosa que necesitan de los alimentos, que es el combustible que les permite realizar sus funciones, el cerebro –para compensar la falta de combustible y producir glucosa– envía la sensación de apetito. Por mucho que comas, nada puede calmar tu apetito y sientes hambre constantemente.
4. Pierdes peso sin motivo aparente
La persona diabética –o prediabética– adelgaza sin razón aparente. Pero sí existe explicación... Cuando el organismo no puede usar el azúcar para generar la energía que necesita, utiliza la grasa que tiene acumulada (es decir, quema la grasa para obtener el combustible) y esto puede producir una pérdida paulatina de peso.
5. Orinas con frecuencia y tienes más sed
Cuando hay exceso de glucosa en sangre, esta se filtra y se pierde por el riñón. Pero no sale sola, sino disuelta en agua (porque la atrae y la arrastra). De ahí que se orine mucho más de lo normal (hasta 3-5 litros/día). Esto provoca deshidratación y tener más sed, porque necesitas incorporar más líquido al cuerpo.
6. Ves borroso y te cuesta enfocar
El exceso de glucosa puede hacer que el cristalino (tejido elástico cuya función es la de enfocar) se llene de agua (atraída por la glucosa), con lo que se hace menos elástico y se pierde capacidad de enfoque. Según la OMS, la diabetes puede incluso causar ceguera. La buena noticia es que se puede prevenir con una revisión de fondo de ojo.
7. Acumulas grasa alrededor de la cintura
Según científicos de la Universidad de Birmingham, la grasa que se acumula alrededor del estómago puede cuadriplicar el riesgo de diabetes, además de las enfermedades del corazón. Esto es así porque las células de grasa de la cintura bombean sustancias que pueden perjudicar el funcionamiento de la insulina.
8. Moretones y heridas que tardan en curar
La diabetes en sí generalmente no causa hematomas, pero puede hacer que las contusiones duren más tiempo y tarden más en cicatrizar. El azúcar alto puede deteriorar la circulación y por eso la piel necesita más tiempo para repararse. Y los vasos sanguíneos se vuelven más frágiles y tienen más predisposición a sangrar (hematomas).
9. Calambres nocturnos frecuentes
Tener niveles altos de azúcar en sangre de forma mantenida también puede causar daños en los nervios (neuropatía diabética), sobre todo en los de las piernas. Un síntoma son los calambres. Las personas diabéticas tienden a tener deficiencias de magnesio, sodio y potasio, lo que también puede provocar los calambres.
10. Irritabilidad y mal humor inexplicable
Las fluctuaciones de los niveles de azúcar (subidas y bajadas) en sangre pueden afectar al estado de ánimo y al comportamiento de algunas personas con diabetes. Suelen ser cambios bruscos y causan habitualmente mal humor e irritabilidad, según el Instituto Nacional de Diabetes de Maryland (EE. UU.).
Aún más evidente: tu piel experimenta cambios
La deshidratación y el exceso de azúcar favorecen los trastornos cutáneos. Los más destacados son:
- Hongos. El exceso de azúcar favorece las infecciones de la piel, especialmente por hongos.
- Sequedad. La deshidratación de esta patología provoca sequedad también en la piel.
- Pérdida de sensibilidad. Es otro de los cambios que la diabetes causa en la dermis. La pérdida de sensibilidad se da sobre todo en las extremidades. Si últimamente no notas que el agua está muy fría o caliente o no sientes molestias ante un corte o una rozadura, consulta con tu médico.
- Manchas oscuras. Algunas zonas de la piel aparecen oscurecidas, con manchas de color marrón o negro alrededor del cuello, de las axilas y en los pliegues de los codos. Es un signo evidente de resistencia a la insulina (la glucosa no entra en las células).