Dales descanso varias veces al día
Los pies soportan una gran carga durante muchas horas diarias. Para aliviarlos, es imprescindible que varias veces a lo largo de cada jornada descanses unos minutos con las piernas elevadas, sobre todo para facilitar la circulación de retorno, que el calor aún dificulta más. A partir de ahí, siempre que puedas acaba el día con el siguiente ritual, con el que los notarás casi al instante renovados:
1. 'Báñalos'. Llena un recipiente con agua tibia y sales de baño con aceite esencial de menta y mentol. Introduce los pies en él un rato.
2. Sécalos bien. Es muy importante, para evitar hongos, que no quede ningún resto de humedad entre los dedos. Si es necesario, aplícales unos segundos el aire del secador.
3. Luego masajéalos. Lo mejor es que viertas unas gotas de aceite esencial de salvia o limón en tus manos y las extiendas luego por los pies. Manipúlalos con la palma de la mano algo ahuecada, envolviendo con ella las plantas y también los laterales. No dejes de masajear los dedos y, cuando lo hagas, acaba haciendo un ligero estiramiento de cada uno de ellos.
4. No olvides los tobillos. Hazlo también con las manos impregnadas en aceite de salvia o limón. Debes presionar el tobillo con las dos manos y entonces efectuar movimientos giratorios hacia arriba, intentando alcanzar el inicio del músculo del gemelo, y después hacia abajo.
Para ponerlos bonitos
Si no tienes tiempo de hacerte una buena pedicura, por lo menos lima tus uñas dándoles una forma algo cuadrada una vez por semana. Usa limas de cristal (o especiales de pedicura) para que no se astillen. Luego aplica el esmalte.
Y cada 15 días, parafina
Dos veces al mes, intenta sumergir tus pies en esta sustancia. La parafina les aporta una suavidad excepcional pero, además, mejora la circulación y produce un efecto relajante.