7 frutos medicinales

Los regalan arbustos y árboles de porte modesto pero tienen propiedades comprobadas para restaurar la salud. Aportan vitaminas y apetecen en postres, zumos, batidos, ensaladas, guisos...

7 frutos medicinales

Bayas de enebro

Los frutos carnosos y aromáticos del enebro contienen un aceite esencial que les otorga amplias virtudes curativas. Actúan como un antiséptico potente que ayuda a combatir las infecciones urinarias, y también contribuye a controlar la tensión arterial y los excesos de urea y de ácido úrico. También se usa para reducir los edemas. En la cocina, las bayas se emplean para aromatizar la ginebra, a la que confieren su aroma característico. Se toman en infusión (20 gramos por litro), mezcladas con anís o hinojo si se quiere mejorar el sabor. También se pueden encontrar en extracto y tintura.

Bayas de saúco

La cosecha de los frutos maduros del saúco aún se mantiene en algunos pueblos. Estas bayas carnosas, de color negro, contienen antocianósidos, vitamina C, azúcares y ácidos orgánicos. Actúan como diuréticos, sudoríficos y laxantes, o purgantes si la dosis resulta excesiva. Tienen un sabor muy parecido al de las grosellas negras, aunque más aromático, que recuerda al pino. El zumo de saúco es dulce y refrescante, pero estas bayas se han usado más para preparar mermeladas y jaleas, o incluso para elaborar bebidas alcohólicas con algo de gas. Su conserva combina bien con platos salados.

Escaramujos

Los frutos del rosal o escaramujos se encuentran fácilmente en el campo, aunque pocos se atreven a degustarlos. Resultan una fuente excepcional de vitamina C (1.200 mg/100 g) y son ricos asimismo en taninos y ácidos orgánicos. Fortalecen el organismo y previenen las infecciones respiratorias, además de constituir un remedio tradicional contra las diarreas. La pulpa del escaramujo, mezclada con queso tierno, yogur y miel, sabe exquisita. Los frutos se pueden licuar o emplear para la preparación de mermeladas y confituras. También se pueden tomar en infusión.

Azufaifas

El azufaifo es un árbol espinoso originario de la China, que hoy se cultiva en el entorno mediterráneo. Los frutos o azufaifas, del tamaño de una aceituna, tienen una consistencia harinosa y un sabor neutro y suave. Son ricos en vitamina C y mucílagos, y resultan muy indicados en periodos de debilidad, astenia y convalecencia. Son laxantes y demulcentes, útiles para combatir la irritación de garganta y la carraspera. La decocción se ha empleado en gargarismos, pero con las azufaifas también se preparan sabrosas mermeladas y confituras.

Moras del moral

Los frutos del moral (Morus nigra) son ricos en vitamina C y en antocianósidos, que le otorgan su color azulado. Producen un ligero efecto laxante, útil en periodos de estreñimiento. Se han indicado también en caso de fragilidad capilar y como apoyo en el tratamiento de flebitis, varices y hemorroides. Jugosas y refrescantes, las moras se toman frescas y tienen un sabor agridulce. Resultan también deliciosas en zumo. El jarabe de moras se ha empleado tradicionalmente como remedio natural para rebajar la inflamación de encías y de garganta.

Grosellas negras

Las grosellas se encuentran a veces adornando pasteles y guisos diversos. Tienen un sabor ácido, agradable y refrescante. Aunque se asocien con las grosellas rojas, las de color morado oscuro son diferentes: proceden de los Alpes, crecen en ramas jóvenes y no viejas, y desprenden un aroma distintivo. Su notable valor vitamínico ayuda a reducir la fragilidad capilar, las acumulaciones de líquidos y la pérdida de visión nocturna. Tomadas frescas, en jugo o bien en confitura, apetecen siempre, sobre todo después de una comida copiosa, ya que ayudan a digerir mejor.

Arándanos

Los pigmentos que confieren a la baya del arándano su tonalidad azul negruzca son los responsables de su acción antiinflamatoria y astringente. Son también ricos en vitaminas y sales minerales. Su consumo regular ayuda a mejorar la circulación sanguínea y a evitar los edemas por insuficiencia venosa, pero además permite aumentar la agudeza visual. De sabor ácido y refrescante, apetecen frescos pero pueden tomarse en zumo, incorporarse a pasteles o usarse en mermeladas y confituras.