Hacia ya cinco años que no había coincidido en un evento de primera línea. Las reinas Letizia y Máxima acompañaban a sus esposos en la ceremonia de la imposición de al orden de la Jarretera de manos de la reina Isabel II. Un acto de lo más formal donde el protocolo ha marcado el estilo tanto de una como de otra. Letizia y Máxima han optado por dos looks muy distintos aunque igualmente llamativos…
Pese a que el gran protagonista del evento era el rey Felipe, en las primeras imágenes facilitadas por la casa de Windsor resultaba casi imposible no prestar atención a la reina Letizia. Ya no solo por haber rescatado su faceta más ‘royal’, a la que nos tiene menos acostumbrados en su agenda diaria, sino también por el llamativo tocado que ha causado sensación. Una arriesgada opción -marcada por el protocolo- con la que la reina vuelve a destacar.
Letizia, vestida con un traje corto de la firma Cherubina con manga en copa de farol y puños abotonados. La monarca ha optado en esta ocasión por un vestido confeccionado en tejido de twill, de largo midi y con un fajón dibujado con costuras. Se trata del modelo Didi de la casa sevillana. El conjunto terminaba con un tocado también de la misma firma. Una diadema negra con adorno lateral rematada con plumas de oca y un velo de rejilla.
La reina se medía, en este mismo acto, con la reina Máxima de Holanda. En el mismo acto, también el rey Guillermo recibía la condecoración de la Orden. En una opción estilística menos llamativa que la de doña Letizia, la reina de los Países Bajos elegía un look en color nude formado por un diseño estilo esmoquin, ceñido con un gran cinturón. Máxima dejaba el tocado para otra ocasión y completaba el estilismo con un clutch de Bottega Veneta.