Llevo años recorriendo el mundo, catando los mejores champagnes en suites presidenciales y probando la firmeza de las almohadas de plumas de ganso siberiano en hoteles de cinco estrellas, como periodista de viajes. Sin embargo, he visto a personas hacer cosas que todavía me quitan el sueño por las noches. Estas cosas merecen ser recordadas, no por su exquisitez, sino como una guía de todo lo que no se debe hacer cuando se visita un hotel de cinco estrellas.
Por eso, antes de que decidas lanzarte a la piscina de oro de tu próximo paraíso vacacional, toma nota de estos seis errores capitales que, como periodista de viajes especializado en turismo de lujo, te advierto convertirán tu escapada de ensueño en una comedia negra contigo de protagonista principal.
La puntualidad, ese concepto tan burgués
En un hotel de cinco estrellas, la puntualidad no es una virtud, es una obligación moral. Sí, lo sé, suena a sermón de monja benedictina, pero créeme, llegar tarde a una reserva a ese restaurante donde las trufas se sirven con cucharilla de plata, puede desatar toda una tempestad. He visto a gerentes temblar, a camareros sudar la gota gorda como si corrieran una maratón en el desierto del Sáhara y a chefs perder el control, así que se puntual.
El código de vestimenta, o el arte de no parecer un indigente chic
Algunos hoteles de lujo tienen un código de vestimenta estricto que hay que cumplir. ¿Qué es eso de intentar entrar al restaurante en chanclas y camisetas con mensajes políticamente incorrectos?. Si no quieres que no te veten de por vida o que como mínimo tengas que cenar con los empleados del servicio de limpieza en el comedor de personal, respeta el código de vestimenta del hotel.
Cortesía Gustavo Egusquiza
El silencio es oro, sobre todo cuando estás rodeado de millonarios
Sí, ya sé que estás de vacaciones y quieres celebrar la vida. Pero, por favor, respeta el silencio. El silencio sagrado de los spas, el silencio zen de las bibliotecas y, sobre todo, el silencio sepulcral que exigen las suites de 500 metros cuadrados. Hay gente que se dedica a organizar fiestas nocturnas con karaoke inclusive, convirtiendo el hotel en una discoteca de mala muerte. El resultado: desalojo express y una factura que habría dejado en la ruina a un pequeño país.
Las propinas, ese gesto que evita que te sirvan la cena con veneno
Aunque el servicio suele estar incluido, las propinas son la esencia misma del universo hotelero. Es un gesto de agradecimiento, un pequeño tributo a los dioses del servicio. Todavía me sorprendo cuando gente de renombre en este país no dejan ni un euro de propina. Si no quieres que tu cara aparecerá en los tablones de los más buscados del personal del hotel ten un pequeño detalle con los trabajadores. A buen seguro te lo agradecerán.
Cortesía Gustavo Egusquiza
El uso adecuado de las instalaciones, o cómo no convertir el gimnasio en un campo de batalla
No entiendo por qué hay gente que decide hacer yoga en la piscina olímpica (y casi ahogar a un niño), utilizar las pesas del gimnasio como si fueran armas medievales (y romper media sala de musculación) y reservar todo el spa durante tres días (solo para hacerse un tratamiento facial de baba de caracol).Respeta a los demás y serás respetado.
Comunica tus necesidades o aprenderás a hablar en lenguaje de señas
En un hotel de cinco estrellas, el personal está ahí para cuidar hasta el más mínimo detalle. Pero, por favor, di lo que necesitas. No esperes a que adivinen que eres alérgico a las flores. Hay gente que parece esperar, en silencio, que el personal adivine que necesitaba un exorcista. El resultado: un aumento del gasto en terapia del personal del hotel y una mala experiencia para ti. La claridad es tu mejor aliada.