Cayetana de Alba fue todo un personaje, ya no solo por su histórica figura como cabeza de la Casa de Alba, sino por su constante presencia, tanto de ella como de sus vástagos, en la prensa del corazón. Madre de seis hijos, con los que mantuvo una relación materno-filial bastante desigual, había enviudado de Luis Martínez de Irujo seis años atrás cuando sorprendió a propios y extraños anunciando en 1978 que se casaba con Jesús Aguirre
"Habrá un nuevo duque de Alba en el palacio de Liria", publicaba la revista Lecturas ese año. Su romance fue un visto y no visto. Cayetana, la mujer con más títulos nobiliarios de este país, contrajo matrimonio con un intelectual, alto cargo del ministerio de Cultura, que hasta 1969 ejerció de sacerdote.
Un hombre muy estricto
"Nos conocimos hace dos meses", reveló a Lecturas la inefable Cayetana, pero Jesús Aguirre no tardó en corregirla: "No, Cayetana, hace cuatro meses y veintintantos días". La revista Lecturas recordaba que Aguirre hablaba "de forma tajante, como si sus palabras fueran definitivas, dogmáticas". El menor de los hijos varones de la duquesa, Cayetano Martínez de Irujo, el ojito derecho de su madre, confirmó en sus memorias el caracter estricto de Aguirre. "Fue nefasto para todos nosotros", reveló con gran desazón el duque de Arjona.
Jesús Aguirre tenía 44 años cuando pasó por al altar, no para dar misa, sino para casarse con la duquesa de Alba. Cayetana, por su parte, tenía 52. La amadrinó su hijo mayor, Carlos Martínez de Irujo, quien años más tarde cambiaría el orden de sus apellidos para que no se perdiera el linaje de la Casa de Alba. Así, el actual duque de Alba se llama Carlos Fitz-James Suart, apellido que también han heredado sus dos hijos, Fernando, duque de Huéscar, y Carlos, conde de Osorno.
Pero volvamos a la boda de Cayetana y el excura. La duquesa lució para este día tan especial un original traje de novia diseñado por André Laug y llevó su pelo con su conocido peinado afro, sin tocado alguno. La ceremonia se celebró el 16 de marzo de 1978 en la capilla del palacio de Liria y aunque en principio solo iban a asistir la familia más cercana de la duquesa y la madre de Jesús Aguirre, al final fueron 120 los invitados. Claro que esa cantidad es ridícula si la comparamos con los 2.500 invitados que estuvieron presentes en su boda con Luis Martínez de Irujo.
Al enlace no asistieron los entonces reyes de España Juan Carlos y Sofía, pese a la magnífica relación que Cayetana mantenía con ellos. La revista Lecturas recordaba que "los condes de Barcelona apadrinaron el enlace con Luis Martínez de Irujo". Tras la ceremonia, los recién casados partieron a Biarritz para disfrutar de su luna de miel.
Viuda desde hacía seis años
Cayetana de Alba llevaba viuda desde 1972, año en el que el padre de sus seis hijos, Luis Martínez de Irujo, falleció de leucemia La duquesa siempre fue una mujer muy simpática, pizpireta y podríamos calificarla con ese adjetivo que se ha puesto tan de moda: disfrutona. Le encantaba el flamenco, los toros y era una fiel asistente a la Feria de Abril, donde se rendía al ambiente festivo al ritmo de las sevillanas.
¿Qué es lo que le enamoró de Jesús Aguirre? Desde luego, el flechazo fue absoluto. "Nos reímos mucho juntos", dijo el novio. "Sin embargo –recordaba la revista Lecturas–, no lo dijo con rostro divertido. Aguirre es autoritario. Pelo gris, gafas de burgués intelectual, con ademanes de hombre que siempre ha sido 'niño bien', habla de forma tajante, como si sus palabras fueran definitivas, dogmáticas".
"Todo el que se casa conmigo es duque de Alba"
Tras la boda, Jesús Aguirre –a quien el mundo literario llama 'el cura Aguirre'– pasaría a ejercer como el nuevo duque de Alba. "Todo el que se casa conmigo es duque de Alba", defendía Cayetana, aunque su último marido, Alfonso Díez –su viudo– jamás utilizó ese título.
Los periodistas quisieron saber cómo habían reaccionado los hijos de la duquesa ante el compromiso de esta con Jesús Aguirre. Cayetana respondió: "Muy bien, todos están muy felices, especialmente Carlos, y más aún después de conocer a Jesús".
"Era muy culto, pero cero humano"
Esta rotunda afirmación de Cayetana, con el tiempo, se demostraría que no fue así. Basta con recordar las durísimas acusaciones que Cayetano Martínez de Irujo vertió contra él en su libro 'De Cayetana a Cayetano'. El ex de Genoveva Casanova tenía solo 15 años cuando su madre decidió casarse con Jesús Aguirre, al que Cayetano dedicó adjetivos como "pedante, mordaz, cínico... delirante, engolado", unos calificativos que retrataban sin piedad al hombre que, de la mano de su madre, entró en la Casa de Alba dispuesto a ejercer su autoridad.
"Con su incorporación a la Casa, desapareció cualquier posibilidad de que en Liria se construyese algo similar a un hogar", dijo Cayetano. Igualmente, su hermana Eugenia, no guarda ningún bien recuerdo de Jesús Aguirre, tal y como le confesó a Jesús Calleja en el programa 'Planeta Calleja'. "Cuando se casó con Aguirre fue pésimo para nosotros. Era muy culto pero cero humano", dijo Eugenia.
El recuerdo más traumático para Eugenia
La única hija de la duquesa de Alba, que tenía 8 años cuando su madre se casó con el excura, relató a Calleja el infierno que les hizo pasar Jesús Aguirre: "Me llamó a su despacho y dijo que si seguíamos viviendo en casa era gracias a él. Que si le pasaba algo a mi madre, que según él estaba enferma del corazón, cosa que era mentira, yo sería la culpable. Yo tenía 11 años. Lloré mucho".
Cayetana de Alba parecía vivir al margen del sufrimiento de sus hijos. Con los años, un Cayetano ya adulto, y con Jesús Aguirre ya fallecido, pudo hablar con su madre de lo mal que se lo hizo pasar el exsacerdote, sobre todo a él y a su hermana. La duquesa pidió perdón, aunque por su educación anticuada y clasista, no estaba acostumbrada a demostrar afecto hacia sus hijos. "El cariño de mi madre escaseaba", admitió Eugenia, pese a haber estado toda su vida muy unida a ella.
Carmen Tello, íntima amiga de la duquesa de Alba, corroboró todo lo que contaron Caetano y Eugenia. Según la mujer de Curro Romero, Jesús Aguirre fue un hombre agresivo y violento.