Ellos hubieran querido casarse en la intimidad, en secreto, sin demasiados ruidos ni alharacas, pero no lo consiguieron. Rocío Dúrcal tenía 25 años y Junior, 26. Eran la pareja de moda y su romance, todo un flechazo, fue seguido con auténtica expectación por parte de sus muchísimos fans. La revista Lecturas fue testigo del día más especial en sus vidas. A las 11 de la mañana del 15 de enero de 1970, la plaza del monasterio de San Lorenzo del Escorial empezó a llenarse de gente, sobre todo, turistas, que no eran conocedores del evento que iba a tener lugar.
Trescientos invitados y una notable ausencia
Así lo relataba Lecturas: "Junior, el novio, llegó puntual. Vestía un traje de terciopelo negro, acompañado de maxiabrigo, también del mismo terciopelo. Iba acompañado de su madre, y madrina de la ceremonia, doña Carmen Barretto". Ya en la basílica habían llegado muchos de los invitados más ilustres. La actriz Aurora Bautista fue la primera en llegar y, después, fueron llegando Marisol, con su marido Carlos Goyanes –se habían casado apenas unos meses antes–, Luis Escobar, Celia Gámez, Carmen Sevilla y Augustó Algueró, Lola Flores, que estuvo acompañada de su marido, Antonio González y su hija mayor, una adolescente Lolita, Paquita Rico, Vicente Parra, Perico Chicote, Conchita Montes, Emma Penella y Mercedes Vecino, entre otros rostros famosos. En total, fueron unos trescientos los invitados al enlace.
Hubo, sin embargo, una notable ausencia, la de Juan Pardo, que había sido novio de Rocío y compañero de Junior, con el que formó el dúo Juan y Junior durante dos años. Juan Pardo siempre negó que se enfadara por una cuestión de celos, pero lo cierto es que el dúo se rompió y el gallego no asistió a la boda.
"Pocos minutos más tarde, sin hacerse esperar, llegó Rocío, vestida de blanco y en un coche negro. La acompañaba su hermano, y padrino de la ceremonia, Jacinto. La novia vestía un bello modelo de raso blanco, con larga cola bordeada de visón, también blanco", narraba Lecturas.
Protagonistas de nuestra portada
Por supuesto, la boda de Rocío Dúrcal y Junior ocupó la portada de la revista Lecturas correspondiente al 23 de enero de 1970. Si la pareja no logró casarse en secreto, sí al menos logró que todo transcurriese con total normalidad. "Rocío y Junior aparentaban mucha tranquilidad y no se emocionaron en ningún momento, aunque siguieron la ceremonia muy atentos y con gran recogimiento... El 'sí' se oyó perfectamente, al igual que el 'quiero'. Intercambio de anillos y cientos de disparos fotográficos", relata Lecturas.
Si la llegada de novios e invitados a la iglesia transcurrió con toda normalidad, no pasó lo mismo a la salida. Ya por entonces se había corrido la voz de que estaban casándose dos famosos, Rocío Dúrcal y Junior, nada más y nada menos. "Para entonces, ya se habían agolpado, a lo largo de todo el pasillo central y, de forma especial, en la puerta principal, gran número de fans que aplaudían a sus ídolos", recuerda Lecturas.
Un vestido confeccionado por sus modistos de cabecera
El vestido nupcial que lució Rocío Dúrcal fue obra de sus modistos de confianza, Herrero y Ollero. De raso blanco, con una ligera abertura en los bajos de la falda, estaba ribeteado de visón blanco en el cuello, las mangas y el bajo de la falda, así como la diadema de la que salía una larga cola de tul, de más de tres metros.
Rocío, muy adelantada a su época, ya dispuso que quería dos vestidos para su boda, de modo que sus modistos le hicieron otro modelo, también en blanco, para la fiesta. El diseño se parecía mucho al anterior, con una clara diferencia: este destacaba por su sugerente minifalda.
"Soy muy feliz', le oí comentar a Marieta [así la llaman en la intimidad], estrechando contra sí la mano de Junior. Él le dio un beso e intentaron seguir caminando. Unos cinco minutos tardaron en salir desde el altar mayor hasta el coche negro que les esperaba en medio de la plaza", cuenta Lecturas.
No faltó nada. Ni siquiera la tuna. "Una vez que se subieron al coche, el tumulto desapareció casi instantáneamente y todos los invitados se dirigieron al Hotel Felipe II, donde se sirvieron unos aperitivos variados. La tuna, que había esperado a la salida del templo, siguió su actuación en el hotel hasta la hora del almuerzo", según publicaba Lecturas en este reportaje especial.
Más invitados que se sumaron al banquete
Hubo un considerable número de invitados que se sumó a la boda después de la ceremonia, como fueron Adolfo Marsillach, Natalia Figueroa, Tere del Río, y Juan Luis Gallardo y su mujer.
El menú nupcial consistió en un consomé Royal, lubina braseada con varias salsas, pierna de ternera asada con panaché de legumbres, helado, café y, por supuesto, la tarta nupcial. Tras cortar el pastel, "hubo un desbordamiento general de alegría, con lo que prácticamente comenzó la fiesta".
Fue un día muy especial para los recién casados y sus invitados. "Tras departir un buen rato más con los invitados, los nuevos esposos se retiraron, en medio de grandes aplausos de los concurrentes". Y es que, tras cambiarse de ropa, la pareja partió para su luna de miel, regalo de Luis Sanz, representante de Rocío. Los recién casados tomaron un vuelo a París y, de allí, viajaron a Roma y las islas Azores.