He aquí una historia romántica que llegó a su cumbre con una boda de cuento. Tras más de diez años luchando por su amor, la catedral de Oslo acogió el enlace entre el príncipe Harald, heredero al trono de Noruega, y Sonia Haraldsen.

La lucha por el amor prohibido

Harald y Sonia se conocieron con 15 años en un campamento de verano. Ya entonces el príncipe se quedó prendado de ella. Sin embargo, no sería hasta seis años más tarde, en 1958, cuando iniciaron su relación, tras reencontrarse en una fiesta. 

El Gobierno vetó el matrimonio por el origen plebeyo de Sonia –hija de un comerciante textil– y quedaron condenados a verse a escondidas. Finalmente, Harald rechazó pretendientas como Irene de Grecia –hermana de Sofía– y declaró que solo se casaría con Sonia. “No somos víctimas de un amor pasajero”, dijo en público. Y así logró su feliz propósito.