Gran conmoción mundial. Cinco años después del asesinato de John Fitzgerald
Kennedy, su viuda, Jacqueline, contrajo matrimonio con Aristóteles Onassis, un acaudalado magnate griego del transporte naval. Nadie esperaba esta boda, que se celebró por sorpresa en la isla privada de Skorpios, propiedad del empresario. Tampoco sabía nada la última pareja conocida de Onassis, la soprano María Callas, que se enteró del casamiento por la prensa del día.

“Debéis ser felices, porque yo lo soy”, dijo a sus hijos

La boda tuvo una invitada de última hora, la lluvia, que hizo llegar a Jackie a la capilla cubierta con un impermeable. De este modo, la antaño conocida como viuda de América salvaguardaba el espléndido traje de boda confeccionado por el modista italiano Valentino. Los dos pequeños que Jackie tuvo con el malogrado JFK, John- John y Caroline (de 8 y 5 años), siguieron con ojos admirados la ceremonia. “Ahora debéis estar felices, porque yo también lo soy”, les dijo su madre.

No todos compartían esa dicha. Los hijos que Onassis tuvo de su anterior matrimonio con la ‘socialite’ griega Tina Livanos, Alexander y Cristina, se pasaron la ceremonia con caras largas. “Es la unión perfecta. Mi padre adora la fama y Jackie adora el dinero”, se le oyó decir a Alex. El mismo día de la boda, los dos hermanos anunciaron a su padre que abandonaban la casa familiar y se iban a vivir con su madre.