El asesinato a sangre fría de Manuel de la Sierra y Lourdes de Urquijo, marqueses de Urquijo, muertos a tiros mientras dormían en la noche del 1 de agosto de 1980, es una de esas trágicas historias de las que nunca sabremos qué es lo que pasó realmente.
La casa en la que se produjeron los aterrorizadores asesinatos, ha salido de nuevo a la venta. Se trata de un chalet de lujo ubicado en la exclusiva urbanización de Somosaguas, en Madrid, en la que hasta ahora vivía la familia del hijo de los marqueses, Juan de la Sierra –fallecido en 2022, a los 63 años–, su exmujer Rocío Caruncho, y los tres hijos habidos en el matrimonio, Victoria, Juan y Marieta.
Una lujosa casa escenario de un dramático doble crimen
No es la primera vez que se ha puesto a la venta la casa de Somosaguas. En esta ocasión, los herederos la han vuelto a sacar al mercado por un precio notablemente inferior con respecto a los chalets de la zona, 3,2 millones de euros. La familia es consciente de que su venta es difícil, ya que la sobre la vivienda pesa el hecho de haber sido escenario de un dramático doble crimen que nadie ha olvidado.
El chalet cuenta con 1.200m2 edificados en una parcela ajardinada de cerca de 4.500m2. Ocho habitaciones, siete cuartos de baño, comedor, salón, biblioteca, sala de cine, además de una piscina cubierta y una gran zona de servicio. La finca dispone también de un pequeño apartamento con una habitación, baño y salón. Una vivienda de estas características puede costar en esa misma zona los 6 millones de euros.
En la planta superior del chalet se produjeron los asesinatos. No está claro que fueran obra de una persona sola, pero sí se sabe que quien lo hiciera conocía muy bien la casa. Entraron en el chalet rompiendo la cristalera que daba acceso a la piscina. Subieron al primer piso y se dirigieron a la habitación en la que dormía plácidamente el marqués de Urquijo. Le dispararon a bocajarro en la nuca y le provocaron la muerte inmediata.
La marquesa, que dormía en una habitación contigua, se despertó por el ruido y acudió a ver qué pasaba, entonces el autor o los autores dispararon contra la mujer causándole la muerte.
"El olor de la sangre vuelve a apoderarse de mí"
Tras el reparto de la herencia, Juan de la Sierra se quedó el título de marqués –que ahora ha solicitado su hija mayor, Victoria– y la casa de Somosaguas. Juan vivía a caballo entre Panamá y Madrid y los negocios le iban bastante bien hasta su muerte. Se había separado de Rocío, pero siempre mantuvo muy buena relación con ella y con los tres hijos del matrimonio.
Myriam de la Sierra, la hija más mediática de los marqueses, escribió un libro, '¿Por qué a mí?', en el que habla del dramático episodio vivido en su familia con el asesinato de sus padres y lo mucho que le costaba volver a la casa de Somosaguas, donde ocurrió todo. "Cuando ocurrió, estuve más de tres meses llorando", declaró a la revista Lecturas. "No quería salir ni comer, pero un día pensé que no podía seguir así porque me iba a morir de pena".
En el libro, Myriam recuerda lo que siente cada vez que vuelve a la que fue la casa familiar. "Ahora cuando está en Madrid, Juan vive en el chalé de mis padres. Yo, sin embargo, no he podido volver a subir esas escaleras. En cuanto lo intento, nada más poner el pie en el primer peldaño, el olor a sangre vuelve a apoderarse de mí. Siempre me voy de esa casa sin pasar de la planta de abajo", relata Myriam, quien tenía solo 24 años cuando asesinaron a los marqueses y ya estaba separada de su primer marido, Rafi Escobedo, el único condenado por el crimen. "Estuvimos juntos un año y medio, y casados seis meses... Cuando todo ocurrió, ya estábamos separados", nos dijo.
Myriam ha recuperado la tranquilidad en su vida
Myriam se casó después con Richard Dennis Rew, con quien tuvo dos hijos. Tras romper este matrimonio, la hija de los marqueses se casó con el empresario pakistaní Bash Bokhari, con quien vive en Madrid.
La primogénita de los marqueses vive ahora feliz, lejos de los años en los que su exmarido, Rafi Escobedo, la señaló a ella y a su hermano, Juan de la Sierra, de ser los auténticos cerebros del crimen. También se atribuye a Mauricio López-Roberts la acusación de que en la noche del asesinato acudieron al chalet seis personas, entre las que se encontraban el padre de Rafi Escobedo y Myriam de la Sierra.
Myriam lo pasó muy mal con aquella terrible acusación. Así lo declaraba a Lecturas en 2013: "Siempre he dicho que si una persona cree que yo he sido capaz de matar a mis padres es porque esa persona piensa que ella sí podría hacerlo. Pero a mí eso no me cabe en la cabeza. Ni mi hermano ni yo fuimos nunca acusados de nada. Sufrimos un juicio paralelo. Te diría más, un linchamiento por intereses económicos". Según Myriam, todo "lo removieron los abogados de Rafi. Querían distraer la atención".
Un crimen que nunca llegó a resolverse del todo
Solo hubo un condenado por aquel crimen, Rafi Escobedo, que había estado casado con la hija de los marqueses, Myriam de la Sierra. Escobedo culpaba a sus suegros de su ruptura con Myriam, por lo que la acusación consideró que su actuación criminal se debió a la venganza. Dos personas más estuvieron inicialmente implicadas en el asesinato, Javier Anastasio, que huyó del país antes de ser enjuiciado, y Mauricio López-Roberts, que fue condenado a diez años de prisión por encubrimiento, al haber reconocido que prestó dinero a Anastasio para que huyera.
Escobedo, condenado a 53 años de prisión, siempre defendió su inocencia. Acusó del crimen a Javier Anastasio, aunque luego realizó unas explosivas declaraciones publicadas en Interviú, en los que culpaba a los hijos de los marqueses. Su cuerpo apareció ahorcado en su celda del penal de El Dueso, en julio de 1988. Hasta la muerte de Rafi Escobedo encierra grandes incógnitas, ya que en la autopsia aparecieron restos de cianuro. ¿Suicidio o asesinato? Otro misterio por resolver.