La cuenta atrás ha comenzado. Tras la muerte del papa Francisco a los 88 años de edad, se abre el proceso para elegir a un nuevo pontífice. Ahora, estamos en "sede vacante" y este sábado, 26 de abril, se celebrará el funeral para despedir a Bergoglio.
Es el Colegio Cardenalicio el órgano supremo que tiene que fijar la fecha para que se lleve a cabo el cónclave, previsiblemente a partir del lunes, 5 de mayo. El mismo día del entierro comienza el período del 'Novendiale', con nueve días de luto hasta que puedan señalar a su sucesor.
En total, son 137 los cardenales que pueden ejercer su derecho a voto al tener menos de 80 años, pero tendrán que seguir las férreas normas estipuladas para que nada falle en esa reunión. Incomunicados y a puerta cerrada en la Capilla Sixtina.
Los "purpurados" participarán en un máximo de cuatro votaciones diarias y en el momento en el que alcancen el "quorum", -cuando un candidato cuente con dos tercios de las papeletas a su favor-, se le preguntará si quiere asumir el cargo y veremos que la "fumata blanca" sale por la chimenea a la que apuntarán todas las cámaras durante esas jornadas.
El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco
El sábado, 26 de abril, se celebrará el funeral del papa Francisco en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Los actos estarán presididos por el cardenal decano del Colegio Cardenalicio, Giovani Battista Re, quien también coordinará el proceso de transición en la Santa Sede.
Será ese día cuando empiecen a contar los nueve días del período de luto conocido como 'Novendiale' y, a partir de entonces, se podrá abrir la Capilla Sixtina para el cónclave. El lunes, 5 de mayo, podrían comenzar las reuniones en las que los cardenales de menos de 80 años se tendrán que poner de acuerdo para elegir al sucesor de Bergoglio.
La 'teoría del péndulo' y las quinielas de los "papables"
Entre los candidatos posibles a suceder al papa Francisco hay nombres que suenan con más fuerza, como el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Pietro Parolin o el filipino Luis Antonio Tagle. Son los más "papables", como se suele decir, pero no hay nada escrito.
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Una de las frases más escuchadas cuando se acerca un cónclave es que "quien entra papa sale cardenal" y lo mismo a la inversa, por esto de que es muy difícil hacer quinielas antes de que los "purpurados" se pongan de acuerdo y alcancen el "quorum".
La famosa 'teoría del péndulo' apunta a que tras un pontífice más progresista llegará otro más conservador y así, sucesivamente. También es cierto que el 80% de los cardenales con derecho a voto han sido nombrados por Bergoglio durante su pontificado, así que aquí también se pueden presentar excepciones.
El tanteo inicial y la posibilidad de excomunión a los desobedientes
Cuando se abra la Capilla Sixtina, se dará la bienvenida a los cardenales, habrá oraciones y otros ritos iniciales y se procederá a la clausura de la cámara para que comiencen las votaciones. Desde ese instante, quedan incomunicados y no podrán realizar llamadas telefónicas, leer la prensa, ver la televisión o escuchar la radio.
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De esta forma, la Iglesia Católica se blinda ante posibles injerencias y velan porque el proceso sea lo más limpio posible. Si alguien burla alguna de estas férreas normas, podría ser excomulgado por la desobediencia en un asunto tan serio como lo es un cónclave.
Suele haber, subrayan los expertos, un tanteo inicial, por lo que tras la primera votación no se prevé tener un nombre que cuente con dos tercios de los votos a su favor. Ha habido cónclaves de años de duración, pero eran otros tiempos y los últimos han sido breves. El de Francisco duró apenas 24 horas y el nombre de Jorge Mario Bergoglio no sonaba entre los "papables" de las apuestas previas.
Cuando veamos la "fumata blanca" nos podemos preparar para el "Habemus papam"
Una vez se haya llegado a ese "quorum" de dos tercios se le preguntará al candidato elegido si acepta ese importante cometido. No es probable que rechace que rechace ser el nuevo papa, aunque de ser así habría que continuar con el cónclave.
Una vez que el elegido haya aceptado ponerse al frente de la Iglesia Católica como nuevo sumo pontífice, las papeletas serán quemadas con paja seca para que veamos en la chimenea de la Capilla Sixtina la "fumata blanca" que anuncia al mundo que ya hay papa electo.
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Este ritual se ha modernizado para evitar confusiones y aunque se habla también de la mojada para que el humo sea negro cuando no hay acuerdo, ahora se incluyen otros químicos que aseguren que el color sea lo suficientemente claro.
Después, el cardenal más antiguo, -conocido como protodiácono-, saldrá al balcón principal de la Plaza de San Pedro para el anuncio con las dos palabras más esperadas: "Habemus papam". Presentará al nuevo santo padre y jefe de Estado de Ciudad del Vaticano, primero por su nombre secular y, posteriormente, con el que haya elegido para su papado.