El 21 de enero está marcado en el calendario como el Día Internacional del Abrazo, uno de los favoritos de Marian Rojas Estapé (41 años), tal y como ha publicado en su perfil de 'Instagram'. La psiquiatra considera esencial que tengamos en cuenta un simple gesto como este para acercarnos a las personas que queremos y sentir el poder que tiene, dado que a ella le ha arrojado mucha luz en su investigación del mundo de la oxitocina: la hormona del amor y la felicidad.
La experta acude a estudios y reflexiones del neurocientífico estadounidense Paul Zack, quien investiga en esa publicación si una simple molécula puede marcar las pautas para que unas personas actúen con absoluta generosidad y a otras les pueda influir para restarles sensibilidad.
Con ello, la doctora ha avanzado en su análisis y considera esencial que volvamos a "la revolución del abrazo", ya que tiene múltiples beneficios y trae como consecuencia un estado de ánimo en el que las emociones como la alegría se pueden multiplicar, si tenemos en cuenta una duración determinada en ese acercamiento en el que compartimos tanto cariño.
Marian Rojas, psiquiatra: "Tenemos que volver a la revolución de los abrazos"
"La persona que más conoce la oxitocina es el neurocientífico Paul Zack", comienza Marian Rojas el último vídeo que ha publicado en su perfil de 'Instagram', en el que asegura que celebra uno de sus días favoritos: el Día Internacional del Abrazo. El libro del estadounidense al que cita, llamado 'La hormona de la felicidad', "ha significado", para ella, "un punto de inflexión en la investigación del mundo de la oxitocina".
"Él dice que hay que abrazar 8 veces al día y en cuanto podamos, es bueno que lo recuperemos. Nuestro organismo, nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro corazón, necesitan esos abrazos", reflexiona la psiquiatra, que por cómo lo expresa, habría grabado este libro durante la pandemia, cuando se recomendaba el distanciamiento social y evitar al máximo el contacto para que no se incrementaran los contagios.
En el vídeo, continúa enumerando beneficios de un gesto que es muy simple, pero que sin embargo a veces nos cuesta tener por miedo o vergüenza: "Cada vez que recibimos los abrazos se libera esa oxitocina que nos genera ese bienestar, paz interior, serenidad, felicidad, equilibrio y nos saca de los momentos malos y, por lo tanto, hay que volver a la revolución del abrazo".
En ese momento, Marian pedía que volviéramos a "abrazarnos, a mirarnos a los ojos y a vernos las sonrisas", algo que ahora es posible y por eso ha querido compartir ese vídeo con un texto en el que aparece de nuevo la misma cifra, pero en el caso de la descripción apoya que el abrazo pueda durar 8 segundos: "Reducen el estrés y la ansiedad al disminuir los niveles de cortisol". "No hay nada como el poder de un abrazo para reconectar con quienes amamos", concluye la especialista.
El test de la pandemia con los abrazos
Durante la pandemia, fueron muchos meses en los que tuvimos que renunciar a abrazar a nuestros seres queridos, porque muchas veces ni siquiera estábamos en el mismo domicilio y fue un tiempo para que los abrazos fueran virtuales a través de interminables videollamadas que, aunque se convirtieron en una forma de sentirnos más cerca, no tenían nada que ver con un buen rato en familia o entre amigos.
Fue más de un año en el que nos enfrentamos completamente a un test de la importancia que tenía abrazarnos y nos dimos cuenta de lo que echábamos de menos, no solo a nuestra gente, sino también este simple gesto que provoca tantas sensaciones positivas. De hecho, hasta se llegaron a fabricar aparatos con brazos de plástico para paliar esa falta de contacto, sobre todo con los más vulnerables, aún cuando ya se habían reducido las cifras de contagios.
Según un estudio de 'Sanitas', "un 95% de los españoles considera que los abrazos ejercen un efecto positivo sobre su bienestar emocional" y "nueve de cada diez personas les dan mucha importancia en sus relaciones". Con estas cifras, se subraya la relevancia que le damos a los abrazos y lo más probable es que se hayan visto incrementados después de esa experiencia, porque como también dice una frase célebre muy recurrente, "uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde".