Sorprendente, pero cierto. Después de once años, un humilde bar de Zaragoza arrebata el calórico galardón a ‘mejor torrezno del mundo’ a su provincia por antonomasia, Soria, en el concurso anual que acaba de disputar su final en el popular municipio El Burgo de Osma.
Ha sido en su categoría profesional, donde el pequeño establecimiento de restauración bajo el nombre de Café Chicago se ha cubierto de gloria y, de paso, a puesto fin a una década de absoluta hegemonía a los competitivos restaurantes y bares de Soria que, hasta ahora, se han hecho siempre dueños de este premio en forma de dotación económica.
La competición, en la que también han concursado restaurantes de Madrid, Castellón de la Plana, Burgos y Navarra, ha otorgado así este primer premio mundial a este ya famoso establecimiento de restauración en La Almozara, un desconocido pero poblado barrio de Zaragoza, famoso entre sus vecinos principalmente por sus deliciosos y variados cafés y batidos.
Sus dueños, “muy contentos” de la proeza que han conseguido, de raíces sorianas pero que se sienten muy aragoneses, están principalmente muy agradecidos a su clientela fija que disfruta a diario de sus platos variados, hamburguesas o paellas y del hasta ahora no tan conocido pero excelente torrezno que en sus cocinas elaboran con mimo y delicadeza. Es más, “una parte muy importante de este premio se lo deben al nivel de exigencia que durante muchos años han tenido entre su clientela zaragozana”, reconocen ante El Heraldo de Aragón José María y Juan Carlos Calvo, hermanos y socios de Café Chicago.
47 años de duro trabajo que ahora queda todavía más reconocido tras este concurso gastronómico del que explican que no les fue fácil por el factor tiempo. “Algo menos de una hora, que está muy en el límite para intentar conseguir un buen resultado” explican también al diario aragonés.
Cargaron con su horno y freidora hasta Burgo de Osmas
Obviamente, ante los pocos minutos para la preparación de su sobresaliente torrezno nada podían hacer. Era una de las pocas normas. Sin embargo, en lo demás fueron por libre. Y es que fueron los únicos concursantes que se llevaron hasta El Burgos de Osma el horno y la freidora que utilizan habitualmente en el Café Chicago, dejando ojipláticos al resto de competidores. “El año pasado ya vivimos la experiencia en este certamen y nos dimos cuenta de que no es lo mismo que trabajar con tu propia maquinaria, así que este año hemos venido sobre seguro y ahí está el resultado”, han explicado los hermanos.
Pero la alegría desbordante de los propietarios de Café Chicago por sus deliciosas y crujientes cortezas de brillante color dorado premiadas este pasado domingo, ya empieza a verse con cierto recelo entre una buena parte de sus clientes habituales. A.M., por ejemplo nos comparte: “Este premio muy bien, pero lo que acurrirá como con todo es que subirán el precio en cuanto la gente se entere”.
"Subirán el precio en cuanto la gente se entere”
Pongámonos en contexto. Zaragoza, pese a ser la quinta ciudad más grande de nuestro país, tiene un tamaño tan razonable que invita a moverse entre barrios de una forma ágil, andando o en autobuses, por lo que muy probablemente los amantes de las buenas tapas quieran ir expresamente a este barrio conocido popularmente como ‘la Química’ -en el siglo XIX esta zona de la capital del Ebro comenzó a llenarse de almacenes y fábricas- a probar esta maravillosa delicia para el paladar…
Tal hipótesis puede que se haga realidad más pronto que tarde, pues en la ciudad del Ebro, como ocurre en otras ciudades próximas como Logroño o Pamplona, hay una gran cultura gastronómica y, sobre todo, del ‘tapeo’. La muestra clara de ello es como ‘el tubo’ de la capital aragonesa ha evolucionado con los tiempos para ser, hoy, punto clave en la hoja de ruta de cualquier turista que quiere disfrutar del casco histórico de la ciudad pero, también, de sus buenos vinos y exquisita comida.
Antes del premio: 400 torreznos en solo un fin de semana
Que suceda esto en un bar que el fin de semana anterior al certamen llegó a vender casi 400 torreznos es lo más probable, pero el miedo a la supuesta e inminente subida de precios de A.M y otros clientes habituales va a más cuando considera que “vendrán expresamente de todas partes”, refiriéndose a turistas llegados desde el resto de España o Francia, el país del que más personas vienen dada la cercanía. Y es que todo puede ser, si tenemos también en cuenta que desde la Estación Delicias, donde confluyen trenes y buses de todas partes, solo se tarda unos minutos a pie del hoy más famoso Café Chicago.