Hablamos con un lotero de Doña Manolita en plena avalancha de la lotería de Navidad: "El que gana el 'Gordo' no se acerca aquí"

Hablamos con Bosco Castillejo, trabajador de una de las administraciones que más dinero ha repartido en premios en el sorteo extraordinario del 22 de diciembre

Pablo Casal
Pablo Casal

Coordinador digital de Lecturas

Interior de Doña Manolita, en Madrid
Lecturas

La suerte todavía no está echada y falta exactamente un mes para el sorteo extraordinario de Loterías y Apuestas del Estado: el de Navidad. El 22 de diciembre volverán a descorcharse decenas de botellas de champán, habrá lágrimas de emoción y se gritará un número con mucha fuerza unido al sonido de los "cuatro millones de euros" en las voces de los niños de San Ildefonso en el Teatro Real de Madrid. A escasos metros de allí, en pleno centro de la capital, está ubicada una de las administraciones más famosas del país: Doña Manolita.

En 1904, su fundadora abrió el primer local en la calle San Bernardo, para mudarse en 1931 a la Gran Vía y operar, desde 2011, en la actual localización en la calle del Carmen. Su éxito es indudable y nos hemos acercado a hablar con uno de sus responsables, Bosco Castillejo, para que nos cuente cómo se vive esa euforia de puertas hacia dentro, cómo es el día del sorteo y cómo se organiza la interminable cola para comprar un décimo con el sello de Doña Manolita, que ha repartido tantos millones en premios a lo largo de su historia.

Los secretos de Doña Manolita: una administración histórica en pleno centro de Madrid

"Lo que más recuerdo es la ilusión con la que se vive el sorteo de la Navidad cuando llega ese día, nos sentamos aquí, lo vivimos y es impresionante", comienza a contestarnos Bosco Castillejo, con una sonrisa imborrable después de 10 años trabajando en una administración que ha repartido millones de euros a lo largo de su historia y a la que cientos de personas se acercan a diario desde el mes de julio para llevarse uno de los décimos que venden. No recuerda la cantidad de premios que han salido de allí, pero recuerda cuando ha sido espectador directo en el más importante: "El 'Gordo' lo he vivido el año pasado, hace dos y hace cuatro".

El momento en el que escucha que uno de los boletos que llevan ese sello tan preciado se canta con fuerza en el Teatro Real, "es una emoción muy grande" y viven el sorteo todos juntos en la propia administración: "Abrimos un par de horas el día 22 de diciembre, pero sobre todo para atender a la prensa y a gente que se acerca. Lo vivimos aquí, lo vemos en un ordenador con unos altavoces y así lo celebramos cuando sale un premio". Ese día, de hecho, "se suele acercar bastante gente", nos dice el responsable de Marketing de Doña Manolita.

"Es verdad que hemos dado muchos premios gordos y el que gana ese 'Gordo' llama por teléfono y no se acerca aquí, pero con terceros o cuartos premios sí vienen a celebrarlo con nosotros y se puede ver en la prensa las imágenes de ese festejo", nos desvela el lotero, que destaca lo importante de tantos meses en los que sus clientes buscan la suerte con ellos: "Llevamos trabajando desde el mes de julio vendiendo Lotería de Navidad, se acercan la gente que veis, cientos de personas a la administración con muchísima ilusión, con un sueño y llega ese día y saber que alguna o muchas de las personas que han venido se han llevado ese décimo premiado es una alegría y una satisfacción para todo el equipo que trabajamos aquí".

La famosa cola de Doña Manolita para llevarse un décimo a casa antes de la Lotería de Navidad

Organizar la famosa cola de Doña Manolita es importante, porque la fila cruza la calle del Carmen, sube por Mesonero Romanos y pasa también Abadá, hasta llegar con un reguero increíble hasta la Gran Vía de la capital, nos explica Bosco: "Es una cola que se va moviendo entre calles y está muy ordenada por la gente que trabaja aquí". Para ello, además del personal de seguridad, esencial para que nada se descontrole, cuentan con catenarias para evitar trampas en el cruce de la esquina, justo antes de llegar a la administración.

"Tenemos a los vigilantes, que están en la calle. José, que lleva toda la vida y es una institución del barrio y más que vienen. Ahora mismo, tenemos a tres personas, tres en la calle y una en el interior, que lo que hacen es controlar que vaya la cola ordenada", nos detalla el lotero mientras observamos cómo avanza esa cola. Muy cerca, hay vendedoras ambulantes que ofrecen números comprados en la administración por un poco más de 20 euros y sin esperas, pero son muy pocos los que apuestan por esa alternativa, porque quieren el ritual de haber pasado por un templo de la suerte histórico.

Aunque es difícil evitar estar de pie demasiado tiempo antes de comprar allí la lotería de Navidad, los más previsores se benefician de la cantidad de gente que compra en las semanas previas al sorteo: "Lo mejor es comprar en julio, agosto o septiembre. En estas fechas previas viene gente muy temprano, la gente es muy madrugadora y desde primera hora de la mañana , bastante antes de que abramos ya están esperando". Cuentan también con una persona de atención al cliente y preguntamos también a Bosco si hacen pedidos con los números ligados a las fechas de actualidad o a algún hito o catástrofe, pero ellos prefieren, nos dice, "jugar al azar y a la suerte de Doña Manolita".