El miércoles, 3 de julio, comenzó oficialmente la venta en las administraciones de lotería de los décimos para el sorteo extraordinario de Navidad, que se celebra el 22 de diciembre en el Teatro Real de Madrid. Ahora, tres meses después y a poco más de dos semanas del gran día, millones de españoles tenemos alguna participación o número completo para probar suerte y soñar con cantar el Gordo con los niños de San Ildefonso en una mañana que va más allá de los bombos y los premios, porque se trata de una tradición con un ambiente inigualable, pistoletazo de salida para las fiestas navideñas.
Hay quienes prefieren ser previsores, bien porque tengan algún número en mente o porque aprovechen sus vacaciones de verano para traerse alguna papeleta de los destinos que han elegido entre los meses de julio y septiembre, pero también estamos los que esperamos hasta el último momento, participemos más o menos en este acontecimiento que va a repartir millones. Sin duda, lo más difícil es convencer a los más escépticos para que sean parte activa, pero hay una frase que repiten a lo largo de estas semanas unos y otros, por una cuestión de incertidumbre y para no entrar en conflicto con el riesgo.
La frase más repetida entre los participantes en el sorteo de la Lotería de Navidad
Esa frase, a veces en forma de pregunta, se repite en las calles, casas y empresas, una y otra vez, a lo largo de estas semanas previas al sorteo extraordinario de Loterías y Apuestas del Estado: "Por si toca" o "¿Y si toca?". Se trata de una cuestión de incertidumbre, cuando todos nuestros amigos, familiares o compañeros apuestan por un número, en el momento en el que decidimos regalar algún décimo y compramos otro para nosotros o, incluso, cuando recibimos una especie de señal porque nos paramos ante una cifra que nos ha llamado la atención; hay personas que hasta sueñan con una combinación y deciden buscarla, por si acaso.
Resultar agraciado el 22 de diciembre es una cuestión de suerte, pero esta tradición va tan ligada a un ambiente completamente mágico que, aunque sea difícil, solo los más escépticos renuncian a ello y se resisten a tener algún décimo o compartirlo con otras personas, no vaya a ser que nos quedemos sin ese "pellizquito" o sin el Gordo, en el mejor de los casos. De hecho, Bosco Castillejo, lotero de Doña Manolita, nos contaba hace unas semanas que la larga fila en su administración no ha disminuido con el paso de los años y durante el tiempo que estuvimos conversando con él, a las puertas del local, pudimos comprobar como muchas parejas y grupos de amigos se acompañaban en esa espera hasta elegir o buscar ese billete de la ilusión.
Justino, Julián y la magia de compartir el premio en la Lotería de Navidad
Frente a esa frase, tantas veces repetida, están las historias de dos de los protagonistas del anuncio de la Lotería de Navidad. En 2015 conocimos a Justino, en la primera pieza audiovisual de dibujos animados para esta promoción, lo que supuso un salto importante para Loterías y Apuestas del Estado, que consiguió emocionar a los espectadores con este cortometraje en el que el trabajador de una fábrica de maniquíes se quedaba sin el décimo de la empresa, agraciado con el Gordo el 22 de diciembre. Sus compañeros sabían que no lo compraría y le apuntaron en la lista igualmente, así que cuando volvía cabizbajo a su puesto de trabajo observaba la sorpresa que tenían preparada para él.
Aquel año el lema decía que "el mayor premio es compartirlo", muy similar al de este 2024, en el que el personaje principal es Julián, al que preguntan en la calle con quién piensa jugar a la lotería y asegura no tener a nadie con quien hacerlo. Todo eso provoca una oleada de solidaridad viral en la que miles de personas deciden convertirse en sus compañeros para el sorteo, porque la moraleja ahora es que "compartirlo es extraordinario". Cuando llegue el gran día veremos cuántas historias se asemejan a lo que ocurre en la ficción, pero por el momento y por lo que pueda ocurrir, suena con fuerza esa frase de "por si toca" hasta que el 21 de diciembre, a las 10 de la noche, termine la venta de décimos.