Así funciona nuestro cerebro ante el sorteo de la Lotería de Navidad, según la psicología

Hay un sistema en nuestro cerebro que explica por qué nos gustan ciertas cosas y en el que también interviene la dopamina

Pablo Casal
Pablo Casal

Coordinador digital de Lecturas

Videollamada en la Lotería de Navidad
Loterías y Apuestas del Estado

Cruzamos el ecuador del mes de diciembre y parece que no se habla de otra cosa. Es una semana para soñar y pensar en qué invertiremos el premio de la Lotería de Navidad si resultamos agraciados con el Gordo o tenemos la suerte de tener uno de los décimos salpicados por las grandes cantidades, aunque no es esa la clave para asociarla a nuestra felicidad. Se suele repetir que el dinero de este sorteo "no da para tanto", lo cierto es que a nadie le amarga un dulce y menos, de estas características, porque ahí está esa filosofía de dedicarlo "a tapar agujeros" o terminar de pagar algún préstamo que hayamos contraído.

La psicología explica a través de un conjunto de mecanismos de nuestro encéfalo por qué nos gusta tanto probar suerte con uno o varios décimos, así como compartir números y, en definitiva, participar en una tradición que significa mucho más que lo que podamos rascar a nivel económico. La recompensa está ligada también a la dopamina, tal y como explican los psicólogos y no solo aplica a la lotería, ni mucho menos. Hay un sistema en nuestro cerebro que nos empuja a repetir una serie de sensaciones que nos agradan y, como en todo, hay que aplicarlo con responsabilidad.

Lotería de Navidad y felicidad: el sistema de recompensa del cerebro

Cuando algo nos gusta, tendemos a repetirlo una y otra vez, algo que hacemos desde que somos pequeños y percibimos que nos encanta subir una y otra vez una escalera de la mano de nuestros padres o familiares, aunque para ellos resulte aburrido. Con el tiempo, todo eso cambia y convertimos otras actividades en nuestras favoritas, porque necesitamos más dopamina, tal y como explica la psiquiatra Marian Rojas Estapé en el libro 'Recupera tu mente, reconquista tu vida'.

Hay un sistema de recompensa en nuestro cerebro que permite explicar la felicidad que da la mano a la Lotería de Navidad, el 22 de diciembre y también durante los meses y semanas previas al gran sorteo, cuando contabilizamos los décimos que hemos elegido, repasamos aquellos que compartimos con nuestros seres queridos y preparamos el ritual de chocolate con churros para seguir el sorteo a través de la radio, la televisión o verificando en el comprobador si alguna de nuestras opciones es ganadora.

"Es la base principal a nivel cerebral, porque nos movemos por aquello que nos recompensa. Partimos de la base de que nuestros principales hobbies, deseos y conductas que disfrutamos, en repetidas ocasiones, están regidos a nivel cerebral por un sistema denominado de recompensa. Es un complejo neuronal que permite experimentar la gratificación, el deseo  y el placer como respuesta a diferentes estímulos", nos explicaba ya en octubre el psicólogo Santi Santamaría.

La dopamina y el placer de aquello que nos gusta

Según el portal especializado 'Psicología y mente', "el sistema de recompensa es un conjunto de mecanismos realizados por nuestro encéfalo y que permite que asociemos ciertas situaciones a una sensación de placer", por lo que tenderemos a buscar la repetición de esas situaciones en el futuro, como ya veníamos viendo. En el caso de la Lotería de Navidad no va tanto asociado a ganar, sino al simple hecho de participar en una costumbre muy nuestra que va ligada a la ilusión porque nos toque alguna vez.

Marian Rojas Estapé explica también la relación entre ese sistema y la dopamina, el neurotransmisor por el que pasa precisamente ese conjunto de mecanismos y ella lo resume así: "La dopamina está íntimamente relacionada con el sistema de recompensa. A medida que realizamos actividades, nuestro cerebro va asociando aquello que realizamos con lo que nos gusta y se generan los hábitos, que pueden ser buenos o pueden ser nocivos para la salud para nuestro día a día".

Hay un tema que la psiquiatra aborda a menudo, no solo en su libro o en su podcast, sino también en las charlas en las que participa y en su podcast: las carreteras neuronales o dopaminérgicas. "Son los hábitos que vamos inculcando en nuestro día a día, que a veces son buenos y a veces son malos, pero esas carreteras tienen un gran poder en nuestra mente. Hay hábitos que realizamos con las que disfrutamos muchísimo, como puede ser jugar a las cartas o al parchís con nuestros hijos, pero los videojuegos generan mucha más dopamina que el parchís, por lo que el cerebro va a ir buscando aquello que libere más dopamina", añade.

La doctora concluye que "un exceso de ella desequilibra nuestro sistema, nos lo modifica y nos mostramos más vulnerables a ese dolor o aburrimiento que nos genera", por lo que siempre hay que tomar en consideración la responsabilidad del juego con esa responsabilidad necesaria para no forzar el sistema. En este caso, tal y como nos señalaba Santi Santamaría, hay una parte más social, que compartimos participando con los décimos y también en los planes que nos unen esa mañana del 22 de diciembre, porque la recompensa va más allá del premio que podamos conseguir.