El caso de Daniel Sancho no es el único con características similares que involucra a un español en un presunto asesinato en Tailandia y de eso sabe mucho Joaquín Campos, escritor del libro sobre el caso de Artur Segarra, que en 2016 fue condenado a pena de muerte por descuartizar a otro español y logró el perdón del rey de Tailandia por el que se permutó el castigo y ahora cumple cadena perpetua en una de las cárceles más peligrosas del mundo: la de Bang Kwang. Hemos hablado con el periodista para hablar sobre su trayectoria, experiencia y saber qué escenario prevé que le espera al hijo del actor Rodolfo Sancho tras la decisión del tribunal de Samui.
Su experiencia en cultura oriental y el caso de Artur Segarra
Cuando Joaquín Campos llegó a Asia su incursión cultural fue, recuerda, "electrizante", pero con el paso de los años,con "la globalización, el mundo se ha convertido en un lugar mucho más estrecho, donde un indio que vive en la montaña, un nepalí o un andorrano, en el que un nicaragüense o dos californianos manejan, y a diario, un smartphone, además de los mismos temas de conversación". Explica, eso sí, cómo el continente "aporta incluso más novedad que África o, al menos, más diferencia" y nos comenta también que "un kazajo o un paquistaní tienen más que ver con Occidente que un japonés, y sobre todo, que un balines".
Artur Segarra, nos dice el escritor, fue a su restaurante de Camboya y ahí "hicieron migas", así que cuando visitó Bangkok, la capital tailandesa para acudir a una boda, decidió llamarle, pero no atendió su llamada. "Me quedé sorprendido porque habíamos quedado, pero la sorpresa fue mayor cuando tres días después y viajando por Japón, leí las portadas de los medios donde se explicaba claramente que Segarra era el principal sospechoso del asesinato y descuartizamiento de David Bernat y que escapaba sin dirección segura". Relata, además, que en aquellos días llegó a pensar que se dirigía a su casa, en Phnom Penh. "Finalmente no fue así y había quedado con dos zaragozanos".
Lo más destacable para él de sus conversaciones fue que, como escritor y reportero, siente el deber de "atender a cualquier persona, aunque esa persona sea prófugo de la justicia". "Si una persona escribe, debe sentir curiosidad por todo aquello que se sale de la normalidad, e incluso, de la legalidad. La moral es algo ajeno en estos casos y, además, en estos tiempos que corren, no existe o al menos no como Séneca la entendió hace dos mil años", sentencia Campos, que asegura que prefiere "charlar con un asesino, cuando en aquellos días Segarra aún, hasta donde todos sabemos, no había matado a nadie, que con un concejal del partido que sea".
"La vida está llena de puertas que hay que abrir y yo no deseo pertenecer a un comando terrorista, aunque evidentemente sí deseo saber todo aquello que está tras el telón. Lo que no sale en los telediarios. Ser curioso hasta el extremo", nos contesta cuando le preguntamos por lo que le aportó mirar más allá durante esos años, cuando decidió contar la verdad sobre un caso que ahora ha vuelto a estar de actualidad por el crimen presuntamente cometido por Daniel Sancho.
Lo primero que pensó al recibir la noticia de lo ocurrido con Daniel Sancho en Tailandia
Joaquín Campos recibió la noticia por sus amigos y seguidores, que fueron quienes le "advirtieron de tan macabro hecho". "En mis terceros diarios, una frase lapidaria escrita en aquellos días quedará impresa en papel: cuando algún español descuartiza en Tailandia, yo gano dinero. Sí, es una frase lamentable, pero más o menos es completamente cierta. También perdí un restaurante por culpa del asunto Segarra, pero esa es otra historia", nos responde con sinceridad antes de hacer una valoración sobre lo que espera del juicio a Daniel Sancho.
No espera sorpresas y considera que el chef será sentenciado a la pena capital, aunque piensa que, cuando rectifique, se le permutará el castigo por la cadena perpetua, "que si se portara bien le permitiría regresar a España durante la próxima década, a finales, si acaso". En cuanto a la estrategia que han tomado sus abogados y asesores, cree que "es absolutamente temeraria. Y si me equivoco, aquí quedan mis palabras. Cuando uno comete semejante atrocidad, al menos, debe pedir perdón y buscar algo de consenso con la familia ametrallada".
"Ojalá Rodolfo Sancho jamás vea perder a su hijo de la misma manera que Arrieta ya no está entre nosotros. Por mucha 'jaula de cristal' que hubiera, jamás sería justificable, porque todos tenemos, a lo largo de nuestra vida, momentos de estrés, pero no por ello te pones a descuartizar", opina sobre el presunto delito cometido en Tailandia y por el que el hijo del actor será juzgado durante las próximas semanas. No ve "ni la más mínima" posibilidad de que salga absuelto de esta cita judicial, porque "Tailandia, como la inmensa mayoría de Asia, es pragmática y saben que el que la hace, la paga. Aún no entiendo cómo Sancho no asesinó a este señor en Dinamarca, asumiendo que nadie tiene el derecho a quitarle la vida a nadie. Es una locura todo. Lamentable. Lo bueno de que este caso sea mediático es que otros futuros asesinos se lo pensarán dos veces antes de hacer algo parecido".