La muerte del papa Francisco a sus 88 años de edad deja a la Iglesia Católica sin su máxima autoridad. Su estado de salud era tremendamente delicado, pero este domingo salía al balcón de San Pedro a felicitar la Pascua a los fieles y presidía la bendición "Urbi et Orbi".
El sucesor de San Pedro es también jefe de Estado en Ciudad del Vaticano, por lo que su fallecimiento da lugar a un funeral con todos los honores y a un período de transición en el que hay un protocolo muy marcado hasta la llegada de un nuevo pontífice.
Las llaves de la Santa Sede las tiene ahora el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, quien tiene que declarar "Sede Vacante" y el que tiene todo el peso y poder antes de que se elija al nuevo Papa en el cónclave, dentro de aproximadamente dos semanas en la Capilla Sixtina.
Los rituales propios de un momento así ya no son como antaño, en parte porque Jorge Mario Bergoglio ha pedido siempre un funeral más austero. Aún así, será el irlandés quien lleve ahora la batuta antes de que escuchemos en unas semanas la frase más esperada: "¡Habemus Papam!".
El cardenal camarlengo, la máxima autoridad en el Vaticano tras la muerte del papa Francisco
Eran las 7:35 de la mañana. La jornada previa había sido intensa, ya que el papa Francisco no podía delegar el "Urbi et Orbi", un rito que solo él podía presidir. Con mucha dificultad para hablar, consiguió pronunciar alrededor de 50 palabras, cediendo la homilía de la misa de Pascua y el discurso de la bendición a sus colaboradores.
Tras la muerte del papa Francisco a primera hora de la mañana de este lunes, 21 de abril, ha sido el cardenal camarlengo el que ha comunicado la triste noticia al mundo. Desde ese mismo instante, el poder de la Iglesia Católica recae sobre él, en funciones y hasta que haya un nuevo Papa electo.
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Es él quien tiene que cerrar el "Portón de Bronce" en el Vaticano y se encargará de capitanear los principales rituales después del fallecimiento de un pontífice. Desde "El Novendiale" o los nueve días de luto hasta los golpes con un martillo de plata sobre la cabeza del Papa.
José Beltrán, director del portal religioso 'Vida Nueva', aclaraba que es probable que muchas de esas costumbres no se lleven a la práctica en esta ocasión. Con todo y con eso, será Kevin Joseph Farrell el que lleve la voz cantante desde que declare este mismo lunes la "Sede Vacante".
Kevin Joseph Farrell, cardenal camarlengo del Vaticano
Nació en Irlanda el 2 de octubre de 1947. Los medios de comunicación nos referimos a él como estadounidense y es que fue en EEUU donde llevó a cabo gran parte de su carrera eclesiástica antes de llegar a Ciudad del Vaticano.
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Kevin Joseph Farrell fue nombrado por el papa Francisco el 15 de agosto de 2016 como primer prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, creado en la Curia Romana por el pontífice. Fue el 14 de febrero de 2019 cuando pasó a ser el camarlengo de la Santa Sede.
La llamada a los cardenales que participarán en el cónclave tras la muerte del papa Francisco
Lunes, 21 de abril de 2025. El papa Francisco ha fallecido a los 88 años de edad a las 7:35 de la mañana en su residencia de Santa Marta. Según el periódico italiano 'Il Corriere della Sera' la causa de la muerte podría ser un ictus, aunque todavía se subraya que son "rumores que circulan en el vaticano".
A partir de ahora, van a pasar muchísimas cosas en el Vaticano. Se prepara el funeral de Estado, que previsiblemente tendrá lugar el jueves, 23 de abril. Hasta ese momento, el cardenal camarlengo prepara todo lo necesario para que en unos 15 días se pueda celebrar el cónclave que permita a los cardenales electores señalar a un nuevo Papa.
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Kevin Joseph Farrell citará a quienes tendrán que desplazarse a la Santa Sede para encerrarse en la Capilla Sixtina y alcanzar ese "quorum" necesario para que veamos la "fumata blanca" y el cardenal más mayor, el protodiácono, lo comunique al mundo desde el balcón de la Plaza de San Pedro con la previa del "¡Habemus Papam!".
De esta forma, el camarlengo tiene que alternar su papel como máxima autoridad en funciones, mientras vela por el cumplimiento del protocolo de elección y también de los rituales oportunos cuando fallece el Papa. También tendrá que mediar entre las peticiones que dejó Bergoglio y las pretensiones de los más conservadores.