Historias de la calle durante el apagón histórico en España: hablamos con vecinos y ciudadanos durante las horas más inciertas

En estos momentos de tanta tensión y estrés la revista Lecturas ha charlado con algunos vecinos de Madrid para saber lo que han sentido

Adrián López
Adrián López

Redactor digital de Lecturas

Apagón

Han sido horas de mucha tensión. Inesperadamente toda España se ha parado. Sin luz, sin información, sin internet. Nos hemos quedado totalmente apagados, incomunicados, sin noticias de nuestros familiares en otras provincias. Ha sido un desastre. La gente se ha acercado hasta sus coches para poder escuchar la radio, el único medio de comunicación con el que podíamos saber algo de lo que estaba pasando. Sin duda este lunes 28 de abril ha sido aterrador.

A este redactor le ha pillado yendo hacia el metro de Madrid, justo en el momento en el que sus trabajadores clausuraban las entradas para que nadie más se quedara incomunicado en las vías. En las calles se han vivido muchos momentos estresantes e incluso de mucho miedo. Desde este medio hemos visto a hombres y mujeres corriendo hacia sus casas, intentando cerrar sus negocios, comprando víveres porque la incertidumbre ha llenado nuestras vidas durante horas. No había taxis libres, los autobuses iban hasta arriba y todo sin semáforos. 

Nos hemos dado cuenta de que dejar todo a la era digital puede conducir al desastre. Nuestras cocinas, los telefonillos de los bloques, los electrodomésticos, darse una ducha de agua caliente o algo tan simple como es comunicarse con tu familia ha sido imposible durante horas. Tampoco con el trabajo. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo podemos informarnos de lo ocurrido? ¿Me quedo en casa? ¿Qué hacemos? Cualquiera se ha hecho estas preguntas. 

Dependiendo del lugar de nuestro país donde estuvieras has podido correr mejor o peor suerte y contar con segundos de datos móviles para poder saber qué pasaba o preguntar a tus seres queridos si estaban bien. Yo en estos momentos (a las 22:56) no he podido localizar todavía a mis padres. Seguramente estén bien, pero esta desinformación vuelve loco a cualquiera. Y por supuesto yo no soy especial. Como yo hay millones de personas.

Muchos siguen sin luz a estas horas. Se siguen oyendo sirenas de la policía y de algunas ambulancias. En casa nos ha llegado pasadas las 22:30 de la noche. Durante todo este día sin luz e internet (en que tampoco hemos podido hacer ni calentar la comida) al menos hemos sacado algo bueno. Como si estuviéramos en tiempo de pandemia, los vecinos han salido a las calles para hablar entre ellos.

En un principio ha corrido el pánico. He visto cómo muchas tiendas se quedaban si productos (todo pagado con efectivo, claro), muchos otros corrían hacia sus hogares y otros estaban preocupados porque no podían cerrar las puertas de sus tiendas y negocios porque eran eléctricas. Muchos se miraban entre sí sin saber qué pasaba cuando nos hemos enterado que era cosa de toda la península y Francia. 

En Madrid se ha hablado del kit que proponía Europa pero su contenido poco tenía que ver con la electricidad. "Yo me hice una maletita y no me ha servido para nada", decía una de las vecinas en la tienda mientras compraba embutido y pan bimbo. "Yo he hablado con una amiga de Portugal y me ha dicho que estaban igual", relataba un joven. 

Desde un primer momento se ha pensado en un ciberataque, a pesar de que todavía el Gobierno no ha informado de absolutamente nada. "Esto ha sido un sabotaje", he escuchado decir a varias personas mayores en el barrio. Los más mayores estaban muy preocupados por volver a vivir una guerra. Y en parte muchas de las guerras del siglo XXI van a ser así. Sin bombas ni tiros pero dejándonos totalmente incomunicados.

Tampoco hay que ser alarmistas. Por ahora no sabemos qué ha pasado, a pesar de que todos somos conscientes de que esto ha sido muy grave. "No entiendo por qué no declaran la emergencia nacional. No doy crédito", nos ha dicho uno de los vecinos que tenía una pequeña radio. "

Otras muchas de las personas con las que hemos podido charlar estaba preocupadas por su congelado. "Madre mía, se me va a poner todo malo", decían. "He tenido que ir a casa de mi madre para llevarle velas y cerillas. Estaba sola e incomunicada", nos relataba otra de las vecinas. "He tenido que andar desde mi trabajo a casa andando durante dos horas y media", relataba otro. "Menos mal que en el hospital tienen generadores. Esperemos que no muera nadie", expresaban. 

Sin duda hay muchas historias que contar, pero lo que le ha quedado claro es que debemos estar preparados para cualquier cosa. Y no solo eso, que somos totalmente vulnerables. Eso sí, en estas horas en las que podrían haber ocurrido un gran desastre hemos visto que la sociedad española es cívica, solidaria y podríamos decir que tranquila. 

Todos nos imaginamos las películas producidas en Estados Unidos o recordamos la serie 'El gran apagón' donde todo es un desastre. Sí, se ha vivido mucho nerviosismo pero pensando en estas producciones internacionales podemos darnos cuenta de que los españoles en general preferimos guardar la calma. Preferimos preguntar al vecino cómo está, bajar al segundo a ver si María Luisa se encuentra bien e incluso ofrecer unos helados a los que se agolpaban en la puerta para ver si alguien conoce lo que está ocurriendo. La situación ha sido gravísima, pero una vez más hemos demostrado que como sociedad somos un 10.