En los últimos tiempos, muchos son los estudios que intentan desvelar las incógnitas que todavía existen sobre el embarazo. Asunto que, como ha demostrado la historia de la Humanidad, siempre ha estado rodeado de estigmas o prejuicios que justifican todavía más la rigurosidad de estos logros científicos.
En este siglo sabemos, gracias a la ciencia, mucho más de los cambios en el cuerpo de cualquier mujer antes, durante y también a posteriori del proceso de gestación. Incluso se ha dado respuesta, por ejemplo, a las famosas náuseas o vómitos que muchas mujeres padecen durante su embarazo. Varias investigaciones concluyen que su origen está en una hormona secretada por el nonato, y no por la leyenda tan asentada que los relaciona con una reacción subconsciente de las madres a la gestación.
Pero hay más dudas que hoy, gracias a diferentes estudios realizados por todo el mundo, ya no lo son. Por ejemplo, la que relaciona el periodo de gestación con el envejecimiento biológico. Un informe, publicado por la revista PNAS, que desmonta así también la nada empírica idea de que los embarazos suponen un importante coste energético y de mantenimiento físico para la mujer gestante. Y no es así, exactamente.
A más embarazos, mayor posibilidad de envejecer antes
El estudio que propone una razón científica con la que justificar el envejecimiento del cuerpo de la mujer que ha sido madre, se basa en un trabajo de campo con varios individuos del que se extrae que a muchas mujeres -con un elevado número de embarazos- se les asociaba con el envejecimiento en dos relojes epigenéticos, mientras que no ocurrió lo mismo con los hombres del estudio.
Y, la conclusión, sería la siguiente: el estudio realizado desvela que la aceleración física podría ser consecuencia directa de la gestación o la lactancia. Exactamente, con cada gestación extra -en edades adultas tempranas- se calcula que el cuerpo de la mujer puede envejecer de 2,4 a 2,8 meses. Es lo que se le denomina como ‘envejecimiento biológico acelerado’.
Por cada bebé extra, 3 meses de envejecimiento prematuro
Unos cálculos, además, que se mantienen en cualquier supuesto. Los genes, el consumo de ciertas sustancias como el tabaco o el estatus social no influyen en este envejecimiento acelerado que ya hoy la ciencia puede explicar objetivamente.
Por otro lado, cabe destacar que este importante estudio se basó también en información epidemiológica previa que aseguraba que tener muchos hijos podía tener consecuencias no muy favorables para las madres. Si vamos atrás en el tiempo, hasta el siglo XIX la clase elitista británica con mayor descendencia demostraba menor esperanza de vida. Patrón estadístico que, por cierto, también era similar al de Estados Unidos.
Un problema también para las mujeres jóvenes
Lo que no se sabía entonces, pero sí sabe ahora, es que ese envejecimiento acelerado de algunas mujeres madres también afecta de la misma forma a etapas más tempranas del ser humano. “Muchos de los embarazos informados en nuestra medida de referencia ocurrieron durante la adolescencia tardía, cuando las mujeres aún están creciendo. Esperamos que este tipo de embarazo sea particularmente desafiante para una madre en crecimiento, especialmente si su acceso a atención médica, recursos u otras formas de apoyo es limitado”, explica Clen Ryan, principal responsable del estudio.
"Aún tenemos mucho que aprender sobre el papel del embarazo y otros aspectos de la reproducción en el proceso de envejecimiento" añade, puesto que el éxito de este estudio todavía no es extrapolable. Y es que varios científicos coinciden en la hipótesis de que los resultados, posiblemente, puedan variar si los universos de estudio corresponden a otros países del mundo.