National Geographic lo avala: la ciencia descubre que la memoria se almacena más allá del cerebro

El descubrimiento ha abierto la puerta a otros campos de estudio que pueden ayudar a desarrollar tratamientos y mejorar terapias sobre problemas de memoria o de aprendizaje.

Alicia Alarcón
Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Cerebro
CANVA

El cerebro humano es uno de los campos más complejos de estudio a la vez que interesantes. Los expertos apuestan cada vez más por el entendimiento de la mente y su funcionamiento. Hace años, la ciencia determinó que la memoria se almacenaba en el hipocampo. Sin embargo, un nuevo hallazgo en el sector de la neurociencia ha concluido que los recuerdos no residen solo en el cerebro.

La ciencia ha descubierto que la memoria no solo se almacena en el cerebro

La capacidad de procesar y almacenar información es uno de los campos de investigación más ansiados por los expertos. De hecho, se trata de un fenómeno asombroso. Aun así, la neurociencia ha desarrollado un nuevo descubrimiento sobre este hecho que es todavía más sorprendente. Un estudio liderado por el profesor Nikolay V. Kikishkin de la Universidad de Nueva York y publicado en la revista ‘Nature Communications’ sugiere que la memoria y los recuerdos no se almacenan solo en el cerebro, sino que, también, residen en otras células del cuerpo humano. El estudio muestra cómo el equipo de científicos logró replicar el “efecto espaciado”, uno de los principios básicos de la formación de la memoria, en dos tipos de células no neuronales. Tras someter a estas otras células del cuerpo humano a ciertas pruebas químicas determinaron que también podían “recordar”.

En esta misma línea, los expertos han concluido que las células investigadas responden mejor a estímulos intermitentes que aquellos que suceden de forma continúa al igual que ocurre con el propio cerebro. La ciencia ha evidenciado, a través de distintos estudios y ensayos, que el cerebro almacena mejor la información cuando el propio aprendizaje se distribuye de forma equilibrada en lugar de aplicarse en periodos de tiempo intensivos. Para someter a las células del cuerpo a una situación similar en la que trabaja el cerebro, los investigadores han utilizado pulsos de compuestos específicos sobre células del tejido nervioso y renal. La respuesta ha sido sorprendente. Los expertos han descubierto que la proteína responde a las señales con un intenso brillo indicando que la célula “recuerda” el estímulo que ha recibido.

Los científicos aseguran que este cambio en el estado de las células es un equivalente a la “memoria” que se genera a través de las moléculas del cerebro humano y que se activan con patrones y estímulos similares. Aunque se trata de un hallazgo reciente, expertos y científicos van a continuar investigando el descubrimiento para esclarecer más detalles. Por el momento, está claro que la memoria no depende únicamente de los circuitos neuronales, sino que puede proceder también de ciertas señales químicas o proteicas presentes en otras células del cuerpo humano. Además, este impresionante hallazgo ha abierto la puerta a otros campos de estudio relacionados todavía inexplorados. Comprender cómo funcionan estos recuerdos a través de las células puede ayudar a desarrollar tratamientos y mejorar terapias sobre problemas de memoria o de aprendizaje.

¿En qué parte del cerebro se almacena la memoria?

Aunque todavía quedan aspectos por esclarecer relacionados con el almacenamiento de la memoria en las células del cuerpo, existen evidencias de que, al menos, la mayor parte se acumula en el cerebro. Según la ciencia, muchos de ellos corresponden a impactantes momentos de la vida o a emociones fuertes que en algún momento han disparado la adrenalina del cuerpo activando los estímulos nerviosos. A nivel neurológico, los expertos distinguen entre dos tipos de memoria a corto y a largo plazo. Los primeros de ellos tienen una duración limitada de apenas 30 segundos. Sin embargo, la memoria a largo plazo es aquella capaz de almacenar recuerdos generales de toda nuestra vida. Su principal función es guardar momentos importantes y destacados para que podamos acceder a ellos cuando los necesitemos.

En cualquier caso, todos ellos se procesan entre complejos circuitos del cerebro que implican el trabajo de millones de neuronas. La principal estructura donde se almacenan estos recuerdos que forman parte de la memoria es el hipocampo. Aun así, los expertos aseguran que la memoria también se divide a su vez en cuatro tipos: declarativa, explicativa, semántica y procedimental. La primera de ellas accede a la información cuando tenemos la necesidad de recordar un pensamiento en concreto sea cual sea. Normalmente son momentos, historias o palabras. La segunda parte de la memoria es aquella que se encarga de asociar los recuerdos de la memoria a un espacio, tiempo y persona. Los expertos han descubierto que la semántica es aquella parte de la memoria que gestiona el lenguaje y los símbolos. Por último, la parte procedimental es la que se encarga de almacenar la información no intencionada.