Ha sido estrenarse a principios de mes la segunda temporada de ’Monstruos: la historia de Lyle y Eric’, con gran éxito, y el caso en la vida real está dando en solo unas semanas más giros que durante los últimos 30 años, el tiempo que los hermanos americanos llevan encerrados en prisión por el asesinato en 1989 de sus multimillonarios padres, Kitty y José Menendez. Ahora, más de veinte familiares de los condenados por este doble asesinato hacen un sorprendente llamamiento público.
Su mensaje es corto pero muy claro: piden la liberación inmediata de ambos. Y es que estos, representados por la hermana de Kitty, están seguros de que en la realidad actual jamás habrían sido sentenciados a tan dura pena con la que fueron ‘vilipendiados’ por la insensible sociedad de entonces. Hay que recordar que el juez, tras un primer juicio declarado como nulo, sentenció en los 90 a los entonces jóvenes Eric y Lyle a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Habla a su favor la hermana de Kitty, la madre de ambos
“El mundo no estaba preparado para escuchar que se podía violar a niños. Hoy sabemos más”, ha declarado, advirtiendo que “ahora se sabe que el abuso tiene efectos duraderos y que las víctimas de trauma a veces actúan de maneras que son muy difíciles de entender”, ha explicado la tía de Eric y Lyle en nombre de todos. Por su lado, una de sus primas, Ana María Baralt, ha añadido que “si el caso se hubiera escuchado hoy, con la comprensión que tenemos ahora sobre el abuso y el trastorno de estrés postraumático, no tengo ninguna duda de que la sentencia habría sido muy diferente”.
Mataron a tiros por la espalda a sus padres
Si no has visto la serie de la plataforma roja y tampoco sabes nada del caso, que es difícil porque es uno de los principales sucesos de la crónica negra de Estados Unidos del siglo pasado, se resume fácil: ambos se declararon culpables del asesinato a tiros contra sus padres en su mansión de Beverly Hills, alegando que los motivos que les habían llevado a tal barbarie habían sido las muchas humillaciones, maltrato e incluso agresión sexuales durante su infancia y de forma repetida por su padre. Esto último, no lo tuvo en cuenta el magistrado del último juicio. Por eso hoy la familia reclama que vuelva a ponerse encima de la mesa y, por tanto, que se revise el caso.
Además, recientes pruebas podrían ayudar a que Erik y Lyle tengan una segunda oportunidad tres décadas después. Por lo que explican en ‘Vertele’, su abogado defensor ha presentado varias evidencias de peso que, por el momento, le han hecho replantearse el caso al fiscal del Distrito de Los Ángeles George Gascón. Son tan contundentes que ya las estaría revisando con detenimiento para tomar una trascendental determinación en la audiencia prevista el 29 de noviembre. Una próxima cita judicial importantísima para los hermanos encarcelados, pues pueden derivarse dos escenarios muy diferentes: un tercer juicio o, directamente, una nueva sentencia.
Estas son las dos contundentes pruebas que pueden reabrir el caso
Por lo que ha trascendido hasta ahora, entre las pruebas que podrían cambiar el futuro de Erik y Lyle se encuentra una carta escrita a mano por el primero dirigida a una de sus primas en la que, de alguna forma, pide auxilio por los abusos perpetrados por su multimillonario padre y, también, un nuevo testimonio que llega décadas más tarde para ‘salvarles’.
Hace tan solo un año, el excantante del grupo de música infantil ‘Menudo’ se armó de valor para contar su historia en forma de declaración jurada que también estaría en manos del nuevo fiscal del caso. Según ha desvelado, cuando tan solo era un inocente adolescente fue supuestamente drogado y violado por el padre de estos que entonces era su representante musical. Graves hechos que ocurrirían en la enorme mansión que José Menendez tenía entonces, en los 80, en Nueva Jersey.
¿Héroes o villanos? Se repite el dilema mediático en 2024
¿El maltrato y las agresiones de unos padres a sus hijos pueden ser un atenuante tan potente como para que su condena por asesinato a balazos se reduzca o incluso se anule? 30 años después vuelve a presentarse el mismo dilema que en los 90 dividió a la sociedad estadounidense en dos.
Los que tenían claro que los dos jóvenes, con 18 y 21 años entonces, solamente se movían por la codicia de heredar cantidades millonarias antes de tiempo o los que, sin embargo, consideraban que los hermanos llegaron a tal situación límite a causa de las humillaciones y maltrato de sus padres que solo vieron en su asesinato el fin a su angustia vital.