Los supermercados, al igual que otros comercios, saben dónde colocar los productos para aumentar sus ventas. Utilizan una serie de trucos y estrategias que nos incitan a comprar. Por ejemplo, las tiendas de ropa ubican las zonas en rebajas al final del local para que tengamos la obligación de pasar antes por el resto de los productos, y en los supermercados ocurre algo similar. Todos tienen el objetivo de aumentar las ventas y, por lo tanto, pretenden “atrapar” al consumidor en las zonas que más les interesa.
Cada detalle importa
En los supermercados, generalmente, tienen todo lo referente a sus productos estudiado:la zona en la que se encuentran, qué tipo de productos deben vender, la estética y apariencia de los pasillos etc. Lo cierto es que, si nos paramos a pensar, no todos los productos se encuentran a la misma altura o tenemos la misma facilidad para alcanzarlos. Es un hecho. Hay algunos estantes más accesibles que otros. Es por esto, que los supermercados colocan los productos con cierta ‘picardía’.
Ocurre lo mismo con los alimentos frescos que se van a echar a perder antes. Estos se colocan los primeros y al fondo los más nuevos. Así, los supermercados se aseguran de vender antes los productos más perecederos. Esta manera de colocar los alimentos no solo se lleva a cabo en los estantes sino también por categorías. Los alimentos frescos como la fruta son los primeros que te encuentras dentro del supermercado. También es una estrategia de compra. Cuando tenemos el carrito vacío tenemos más facilidad para llenarlo.
La psicología de los supermercados
Que algunos productos complementarios estén juntos en un supermercado tiene su explicación. Si vamos a comprar tomate, podremos echar también al carrito la pasta, así de fácil. Aunque solo vayamos a comprar uno de los dos productos, nos recuerdan que en algún momento necesitaremos el otro también invitándonos a comprar. Cuántas veces habremos escuchado la frase “yo solo venía a por pan”. Llenar el carrito es el resultado de muchas actitudes intencionadas y sutiles que nos rodean sin apenas darnos cuenta.
Otra manera que tienen los supermercados de aumentar sus vetas es a través de carteles de ofertas muy llamativos con colores fluorescentes. En la mayoría de los casos, cuando entramos a un supermercado, nos encontramos primero con artículos en rebaja. Esto tiene un impacto positivo sobre el consumidor, quien tendrá una mayor sensación de que los precios están bajos. También solemos encontrarnos antes con artículos de temporada. Un ejemplo son las piscinas, flotadores o bañadores en verano. De manera indirecta, nos están generando una necesidad para que compremos sus productos.
El tamaño de los carros y las cestas también importa. Es obvio que aquellas de mayor tamaño son capaces de contener más productos, por lo que si cogemos las más grandes tendremos más posibilidad de llenarlos cuando hagamos nuestra compra. Incluso la música que suena de fondo en los comercios tiene su explicación. Los sonidos más suaves y calmados nos invitan a pasar más tiempo en el local, mientras que las rápidas y estruendos nos invitan a marcharnos.
Algunos consejos para comprar ‘solo lo necesario’
Son innumerables tácticas las que utilizan los supermercados para incentivar nuestras compras. Para evitar caer en estos “trucos” hay quienes se llevan los productos apuntados en una lista de la compra y se obligan a comprar únicamente lo que necesitan. Cuando vamos a hacer la comprar recorriendo todos los pasillos en busca de los productos que necesitamos es habitual comprar más de la cuenta.
Otras alternativas son establecer un presupuesto máximo, mirar siempre todos los estantes y valorar la variedad de precios y evitar ir al supermercado con hambre. Parece una tontería, pero es un impulso que nos incita a comprar más de la cuenta.