Se trata de uno de esos debates eternos y una cuestión que se ha abordado en varias ocasiones y lo cierto es que la ciencia sí encuentra una explicación para responder a la pregunta de quién es el hermano más listo teniendo en cuenta el orden de llegada de los hijos a la familia. Para explicarlo van mucho más allá de aspectos ligados al carácter o al cariño recibido, ya que lo que han tenido en cuenta, sobre todo, es el tiempo de dedicación de los padres para alcanzar las conclusiones compartidas y con las que pueden establecer cuál es el que alcanza un mayor desarrollo intelectual. Los investigadores de la Universidad de Edimburgo se unían hace años a la de Sydney y a la consultora 'Analysis Group' para justificar su respuesta por el "efecto del orden de nacimiento".
Antes de ese análisis, en Leipzig también se llevo a cabo una evaluación universitaria atendiendo a observaciones en 20.000 personas de Alemania, Estados Unidos y Reino Unido, con resultados muy similares, con lo que parece que confirman que el primogénito y los siguientes hermanos en llegar no gozarían de la misma entrega en aspectos formativos por parte de sus progenitores. En el primero de los informes mencionados han examinado a 5.000 menores de 14 años y las respuestas les han llevado a afirmar que sí hay razones para concluir que hay diferencias entre los mayores, los que ocupan el puesto intermedio y los hermanos más pequeños de la casa.
Los estudios científicos que han respondido a la pregunta: ¿Quién es el hermano más listo?
En 2015, la cadena británica 'BBC' se hacía eco de las conclusiones a las que había llegado un grupo de investigadores que había puesto la lupa también en la "rebeldía" y en la "competición" entre los más pequeños de la casa cuando veían llegar un nuevo miembro a la familia. La Universidad de Leipzig ponía sobre la mesa el asunto de la inteligencia y valoraba también otros como la apertura social de las personas evaluadas, 20.000, así como la simpatía, con claras diferencias a la hora de dar respuestas con su estudio. No influiría, en este sentido, el orden de llegada en las dos últimas, pero sí podríamos decir que los primeros en nacer, algo en lo que coincide la Universidad de Edimburgo, que encuentra la justificación en "el mayor apoyo intelectual" por parte de los padres, ya que pueden centrarse en ellos durante todo el tiempo: El primogénito sería más inteligente.
Volviendo a la primera de las investigaciones, no habría una influencia excesiva de cuestiones biológicas o que tengan que ver con el desarrollo dentro del útero de la madre, porque la respuesta se encuentra más en un tema de "status", que permite al hermano mayor ocupar esa posición en la jerarquía y eso le permitiría destacar. En el estudio que han participado también la Universidad de Sydney y 'Analysis Group', sin embargo, apoyan esa determinación a la que también han llegado en Illinois, en Estados Unidos, donde lo han llevado a cabo a través de asignación de puntos y encuentran que la diferencia en cuanto a inteligencia es mínima. "Además, los mayores somos más responsables, ansiosos y tenemos mayores necesidades de alcanzar logros. También puntuamos más alto en inteligencia", presumía una de las periodistas de 'Aruseros', en 'LaSexta', que explicaba las características que se habían observado también en los medianos, "más competitivos y adaptables y que saben competir y negociar mejor", mientras los pequeños serían "más dependientes y necesitan una mayor atención".
Un eterno debate debido a la comparación dentro y fuera de la familia
Para hablar de comparación no es necesario que nos quedemos en la misma casa, ya que los que somos hijos únicos también nos hemos enfrentado a ello, ya sea con primos o con compañeros de clase desde bien pequeños. Se trata de algo que, muchas veces, va ligado a la motivación por parte de los padres, pero hay que tener cuidado, porque tal y como destacan los expertos, el exceso en esa confrontación o búsqueda de similitudes para llegar a determinadas metas no es bueno y puede repercutirnos conforme vamos creciendo, ya que tendemos a seguir haciéndolo nosotros mismos cuando alcanzamos la edad adulta. Dentro de una unidad familiar, ocurre entre los diferentes hijos, algo que fomenta esa "competitividad" de la que hablaba uno de los estudios y, por ello, también ahí hay que prestar especial atención para que no se genere un conflicto o recelo y sea algo natural en el desarrollo y la formación de cada uno de ellos.
Los que no tenemos hermanos, por otro lado, también hemos sido llevados a análisis por la Universidad de Illinois, que observa que en nuestro caso tenemos características propias de los más mayores y también de los pequeños. Hay un aspecto de madurez asociado que se explica porque se suele dar una mayor interactuación con adultos desde edades muy tempranas, lo que hace que destaque esa percepción, así como la independencia o la autosuficiencia, necesaria para la consecución de objetivos y, si acudimos a la conclusión de la "mayor dedicación", gozaríamos de ese privilegio al no tener que compartir el tiempo de nuestros padres.