"Era como un monstruo que no cesaba": el duro testimonio de un vecino de Campanar tras el trágico incendio de Valencia

El incendio de Campanar, en Valencia, ya es el más grave registrado en la historia reciente de la ciudad y ha dejado a la comunidad y al país absolutamente consternados

Pablo Casal
Pablo Casal

Coordinador digital de Lecturas

El edificio incendiado en Valencia
GTRES

Todavía estamos en shock tras el incendio desatado en Valencia el jueves por la tarde, declarado ya como el peor de la historia reciente de la ciudad y que ha dejado 10 metros. El suceso nos ha dejado imágenes llenas de dolor, estupefacción ante lo ocurrido y también nos hemos emocionado ante los tantos gestos de solidaridad que ha provocado el trágico suceso. En Lecturas hemos hablado con un vecino del lugar que continúa horrorizado horas después del suceso.

Un "monstruo imparable que no cesaba" 

Álvaro Benedito es periodista y su casa está muy cerca del lugar en el que se encuentra el complejo vecinal calcinado, en el barrio de Campanar. Nos cuenta que él estaba realizando un examen en la Escuela Oficial de Idiomas de Saïdia, situada a más de dos kilómetros del edificio y hasta allí llegaba el humo: "tuvimos que cerrar las ventanas porque llegaban las cenizas al aula y está más o menos lejos". 

El valenciano también relata el horror al ver el edificio en llamas y así lo ha descrito, como "un monstruo imparable que no cesaba", lo que hizo que "todo el mundo lo viera" por la virulencia del fuego y unas llamas que dejaban un humo negro que podía observarse desde muchos puntos de la ciudad. 

Por la barbaridad que estaba observando, llegó a plantearse la posibilidad de que se tratara de "un acto de vandalismo, como si hubieran echado gasolina". "El edificio se hizo con el material que se utiliza para las fallas, poliuretano, así que imagínate eso cómo prendía", explica el fallero, que a pesar de su devoción, aplaude la decisión de las autoridades de aplazar el pregón de las fiestas, - conocido como 'crida'-. 

El conserje Julián y el equipo de bomberos 

La historia de Julián ha dado la vuelta a España y todos los medios de comunicación nos estamos haciendo eco de su heroica actuación después de las palabras de agradecimiento de los vecinos del inmueble incendiado, que han reconocido de forma unánime lo que hizo tras percatarse de lo que estaba ocurriendo en su lugar de trabajo. 

Podría haber elegido ponerse a salvo, escapar del lugar y tampoco hubiera sido reprochado, ya que se trata de sobrevivir, pero en ese momento su reacción fue emocionante y es que decidió ir avisando a todos los vecinos que podía para que abandonaran sus casas. 

Aunque los bomberos llegaron rápidamente al lugar, gestos y actitudes como la de Julián hacen que nos reconciliemos con el ser humano constantemente, dado que pensó en los vecinos de la finca en la que es conserje y desde la tarde del jueves también un ángel de la guarda y un héroe para ellos. 

En esa tarde hubo muchos más héroes y heroínas y es que los equipos del Cuerpo de Bomberos extendieron sus brazos y los de Castellón o Alicante acudieron a la llamada de sus compañeros para sumar y multiplicar fuerzas, tan necesarias en un incendio tan difícil de controlar. De hecho, no fue hasta medianoche cuando se empezó a hablar de ese "control" sin haber acabado, ni mucho menos, las labores. 

Para los servicios de emergencia no estaba siendo nada fácil actuar sobre terreno, las rachas de viento de Poniente eran muy fuertes y el fuego estaba devorando el edificio sin descanso, con un ansia que impedía a los profesionales entrar, - todavía no han podido hacerlo- y rescatar a las víctimas. No se rindieron, refrescaron con agua los balcones y abrazaron a un padre y su hija para sacarles de ese horror y salvar sus vidas. 

La Escuela de Valientes, los hoteles y el supermercado

Una bonita coincidencia hizo que algunos de los damnificados fueran trasladados a la Escuela de Valientes, que fue diseñada para potenciar la inteligencia emocional de los más pequeños pero en esta ocasión se ha convertido en un refugio para las víctimas y un lugar al que han acudido muchas personas para colaborar con ellos. 

Hasta ese lugar llevaron mantas, ropa y comida mientras los vecinos esperaban antes de ser reubicados en hoteles cercanos para poder dormir allí, todavía en estado de shock y sin saber qué será de ellos ahora que han dejado tantas cosas y tanta historia en el que era su hogar. Lo han perdido todo. 

Para que las víctimas del incendio pudieran acceder a alimentos y productos necesarios tras ser evacuados del inmueble, así como la cantidad de efectivos desplazados al lugar de los hechos, un supermercado del barrio decidió mantener sus puertas abiertas mucho más allá de su horario de cierre sin idea de bajar la verja en esta noche tan difícil.