Cuenca es un destino que cobra vida propia con una historia fascinante y paisajes espectaculares. Sus primeros habitantes en tiempos prehistóricos dejaron huella en las cercanas hoces de los ríos Júcar y Huécar. La región prosperó bajo los celtas y posteriormente los romanos establecieron algunos asentamientos en sus fértiles tierras.
Sin embargo, fue durante la dominación musulmana en el siglo VIII cuando esta ciudad comenzó a despuntar. Los musulmanes construyeron una fortaleza en lo alto del cerro para proteger la urbe y aprovechar su posición estratégica. Conocida durante esa época como “Conca”, la ciudad se convirtió en un importante centro de comercio y artesanía, particularmente en la producción textil.
La Reconquista cristiana marcó un capítulo crucial en 1177, cuando el rey Alfonso VIII tomó la ciudad. A partir de entonces, la localidad floreció con la construcción de su majestuosa catedral gótica, una de las primeras de España, y la consolidación de su peculiar urbanismo medieval.
Durante los siglos posteriores, Cuenca se convirtió en un importante centro cultural y económico de la región. Su singular geografía y un impresionante legado arquitectónico y artístico le valieron el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Si decides embarcarte en una aventura inolvidable descubrir Cuenca, nada mejor que hacerlo en 48 horas .A continuación te dejo una guía completa para disfrutar al máximo tu estancia.
Día 1 en Cuenca
Descubre el casco antiguo
Comienza tu visita explorando el casco antiguo de la ciudad, con sus calles empedradas y su impresionante arquitectura medieval. Uno de los primeros puntos de parada es la famosa Catedral de Santa María y San Julián, una joya del gótico normando con detalles que te dejarán fascinado. No te pierdas la oportunidad de subir al triforio para disfrutar de unas impresionantes vistas de la ciudad.
Desde allí, dirígete a las emblemáticas Casas Colgadas, que parecen desafiar la gravedad suspendidas sobre la hoz del río Huécar. Estas casas, que datan del siglo XIV, albergan el Museo de Arte Abstracto Español, donde podrás admirar obras de artistas como Saura y Zóbel.
Para almorzar, uno de mis restaurantes favoritos es el restaurante Figón del Huecar. Es muy conocido por sus vistas y su excelente cocina local. Te recomiendo que pruebes algunos platos tradicionales como el morteruelo, el ajoarriero o las chuletas de cordero lechal.
Por la tarde, dirígete hacia el Puente de San Pablo, una estructura de hierro y madera que ofrece vistas impresionantes de las Casas Colgadas y los acantilados. Después puedes continuar hasta la Plaza Mayor, un lugar perfecto para relajarte con un café y disfrutar del bullicio local.
Cuando caiga la noche, un buen sitio que a mi me gusta mucho y recomiendo para pernoctar es el Parador de Cuenca, un antiguo convento convertido en hotel que combina lo mejor de la historia y el lujo moderno. Su ubicación privilegiada, frente a las Casas Colgadas, y su exquisito servicio lo hacen ideal para una estancia especial.
Día 2 en Cuenca: naturaleza y tranquilidad
Comienza el segundo día con un contundente desayuno en El Secreto de la Catedral, donde el café recién hecho y los bizcochos caseros te darán la energía necesaria para encarar el día.
A continuación, pon rumbo al Parque Natural de la Serranía de Cuenca, un lugar que encierra la belleza natural en estado puro. Una de las visitas más populares es la Ciudad Encantada, un paraje kárstico donde las formaciones rocosas han tomado formas curiosas como “el puente”, “los barcos” o “los osos. Pasear por este paisaje único te hará sentir como si estuvieras en un set de rodaje, además la Ciudad Encantada tiene un vínculo especial con el cine. Fue una de las localizaciones de la película "Conan el Bárbaro" (1982), protagonizada por Arnold Schwarzenegger.
Las impresionantes formaciones rocosas sirvieron como escenario para varias escenas épicas de la película, lo que añade un toque cinematográfico a su ya fascinante historia natural.
Al mediodía, regresa al casco antiguo para almorzar en Las Brasas de San Pedro, un restaurante rústico famoso por sus platos de caza y setas locales. Acompaña tu comida con un buen vino de la región. Un buen consejo es probar el tempranillo de La Mancha.
A la tarde, puedes disfrutar de un paseo relajante por la hoz del río Júcar. El sendero te lleva a lo largo de acantilados y aguas turquesas, con vistas que te dejarán sin aliento. Si eres amante de la fotografía, este lugar es un 'must' en tu itinerario.
Para cenar, una buena recomendación es probar el restaurante Marlo, que combina la cocina contemporánea con ingredientes locales frescos. Su ambiente acogedor y su carta innovadora serán el broche perfecto para un fin de semana de ensueño.
Qué más hacer en Cuenca si te queda tiempo
Si tu horario te lo permite, visita el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, que ofrece exposiciones interactivas perfectas para toda la familia. Otra opción muy recomendable es visitar el Centro de Arte Antonio Pérez, ideal para los amantes del arte contemporáneo.
Para los más aventureros, existen actividades como el barranquismo en el Ventano del Diablo o una ruta en kayak por el embalse de Buendía. En definitiva, Cuenca es un poema esculpido en piedra que bien merece ser visitado.