¿Crujirse los dedos es dañino? La Universidad de Harvard dicta sentencia sobre el 'Joint Cracking’

La Universidad de Harvard ha concluido el debate entre quienes aseguran que crujirse los dedos es perjudicial y quienes defienden que no es así.

Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Actualizado a 25 de octubre de 2024, 14:56

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Crujirse los nudillos se ha convertido en una práctica más que habitual. De hecho, varios estudios sobre salud han determinado que entre un 20% y un 50% de la población en España se cruje los dedos, aunque no existe una cifra exacta. No obstante, todavía son muchas las personas que temen que esta conducta sea perjudicial para la salud mientras que otras niegan que sea así. La Universidad de Harvard tiene la respuesta para poner fin al constante debate.

¿Es realmente dañino crujirse los dedos?

El cotidiano hábito de crujirse los dedos recibe el nombre de ‘Joint Cracking’. Como su propio nombre indica en inglés, se refiere al “agrietamiento de las articulaciones”. Aunque para muchos el sonido puede resultar algo molesto, lo cierto es que cada vez son más las personas que poseen este hábito diario. De hecho, más de la mitad de la población podría padecer esta conducta pronto, aunque pocos conocen qué es lo que realmente ocurre en las articulaciones durante el ‘Joint Cracking’. Según indica ‘Harvard Health’ en su artículo ‘Knuckle cracking: Annoying and harmul, or just annoying?’, muchas personas nerviosas llevan a cabo esta conducta para lidiar con el estrés o para “liberar tensión”. En cambio, otros lo hacen por mera inercia. En cualquier caso, no es estrictamente necesario. Según la Universidad de Harvard, el sonido que surge al presionar los nudillos se produce tras aumentar el espacio entre las articulaciones de los dedos. “Estos hace que las burbujas de gas en el líquido sinovial colapsen o exploten”, señala el citado artículo. Aunque puede que para muchos esta explicación no sea demasiado agradable, lo cierto es que el ‘Joint Cracking’ es, a priori, inofensivo. No obstante, la Universidad de Harvard asegura que existen casos ocasionales donde la persona termina dislocando o lesionando sus tendones por crujirse los nudillos con demasiada fuerza.

En general, son casos puntuales y poco frecuentes. Según Harvard, fue un médico de California el que descubrió que esta conducta es inofensiva a través de un experimento que analizó sorbe él mismo. El investigador dedicó gran parte de su vida a crujirse solo los nudillos de una mano con frecuencia. Durante años, el médico se sometió a distintas radiografías de ambas manos para evaluar posibles cambios en sus articulaciones. Para sorpresa de muchos, tras varias décadas, el médico no encontró diferencia alguna sobre la artritis de sus manos. Según los informes con los que trabaja Harvard, los únicos casos en los que se ha deteriorado el estado de los nudillos ha sido tras ejercer una excesiva fuerza y una extraña técnica sobre ellos. De hecho, en 1990, 74 personas se sometieron al ‘Joint Cracking’ con frecuencia ejerciendo distinta fuerza y movimientos. Las personas que trataron sus nudillos de forma más violenta registraron hinchazón, mientras que el resto no presentaron alteración alguna de artritis. Según Robert H. Shmerling, MD, editor principal de Health Publishing en la Universidad de Harvar, crujir nuestros propios dedos no es peligroso, pero que otros lo hagan por nosotros sí. Los expertos alertan que cualquier movimiento incorrecto podría provocarnos una grave lesión.

¿Por qué no podemos crujir dos veces el mismo nudillo?

Los expertos de Harvard también han esclarecido el motivo por el que no se puede crujir el mismo nudillo o articulación dos veces seguidas. “Las burbujas de gas tardan un tiempo en acumularse nuevamente en la articulación”, explican. Por este motivo, recalcan que no se debe forzar un dedo o nudillo para que cruja dos veces seguidas. De ser así, lo único que se puede provocar es algún tipo de lesión. El mismo artículo de Harvard Health también ha hecho hincapié sobre otro tipo de sonidos desconcertantes que se producen en el resto de las articulaciones como brazos o piernas. Al parecer, el origen de la mayoría de los chasquidos que suenan tras doblar las rodillas o los codos “es incierto”. Muchos de ellos pueden depender de ciertas dolencias o condiciones médicas por lo que no se generaliza con la causa de este hábito. Los expertos de una de las universidades más reputadas ha destacado que, en cualquier caso, si no existe dolor o hinchazón alguno no hay motivo para preocuparse. De ser así, lo más recomendable es acudir a un médico.

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