La instrucción de un caso y la investigación de delitos no suele ser tarea fácil para todos los profesionales implicados en el proceso, pero puede complicarse todavía más si hay famosos de por medio, ya que hay demasiados focos sobre las figuras de los sospechosos o las víctimas. En Lecturas hemos hablado con Marta Guinot, fiscal sustituta de la Fiscalía Provincial de Tarragona, para abordar las particularidades de estas operaciones “especiales”.
La experta en Derecho Penal tiene la sensación de que "cuando es algún famoso el que está siendo investigado parece que todo el mundo lo sabía antes de que lo confirmen las autoridades, cuando en realidad no es tan fácil". Además, también hemos consultado a fuentes policiales sobre las dificultades en la investigación de estas causas, en las que a menudo "todo está magnificado" y "se pierde discreción, que es otra parte muy importante en el proceso".
Mantener intacto el secreto de sumario
Una vez se conoce la supuesta comisión de un delito, entran en el tablero todas las piezas necesarias para reunir la información necesaria que permita esclarecer los hechos, dar con las personas implicadas y aplicar el proceso correspondiente.
Según la naturaleza del delito, se abren múltiples posibilidades y para hablar del secreto de sumario, hay que tener en cuenta las diligencias, con todas las pruebas y documentación, así como todo lo que constatan los investigadores antes y durante el proceso hasta que haya una sentencia firme.
La fiscal consultada también incide en un detalle importante y es que "no es lo mismo una operación en una gran ciudad que en un pequeño municipio", ya que cuando se trata de una localidad con un menor número de habitantes "las vigilancias pueden ser más fácilmente detectables", al conocerse prácticamente todo el mundo y poder darse alguna fuga de información por parte de los investigadores o algún funcionario.
Toda esta información se puede mantener en secreto hasta que así lo considere el juez de Instrucción, que será quien levante dicho secreto, pero no siempre es esa figura de la que parte la decisión de acordarlo, ya que puede ocurrir que lo haga tras la petición de la Fiscalía o alguna de las partes. El secreto de sumario puede ser total o parcial, al igual que puede dejar de aplicarse esa excepcionalidad en una par te o en la totalidad.
Desde el punto de vista policial, también es importante el papel que juegan las nuevas tecnologías, que "a veces se usan mal y solo muestran una parte de la realidad y a la hora de una actuación, dependiendo de la parte que se muestre, puede llegar a perjudicarte e incluso a condicionar futuras actuaciones", algo que genera "preocupación" entre los compañeros.
Escuchas telefónicas a personajes públicos
Otra de las cuestiones importantes en el preproceso y en las siguientes fases son las vías necesarias para reunir todas las pruebas, un terreno complejo por las garantías de la ciudadanía, sobre todo cuando hablamos del acceso a su privacidad.
Por ello, es necesario contar con una autorización judicial, tal y como ocurre para el acceso a un domicilio cuando se va a realizar un registro. La duda que nos puede surgir si pensamos en famosos como sospechosos en la comisión de un delito es si acceden a toda su información.
La respuesta es muy sencilla y es que no es así, ya que los agentes no pueden escuchar y grabar todas las llamadas o conversaciones de las personas investigadas, sino únicamente las estrictamente necesarias para esclarecer los hechos. De hecho, Marta nos explica que si detectaran, por casualidad, otro delito distinto, se trataría de un "descubrimiento casual" y habría que dictar una nueva orden.
Está todo tan protegido que "si se hubiera conseguido autorización para escuchar una conversación de un sospechoso de cometer un delito de tráfico de drogas y este sujeto hablara de que ha matado a una persona, habría que dictar una nueva orden", al igual que ocurriría en un registro domiciliario.
Multitud de periodistas encima de los investigadores
En los últimos tiempos han sido muchos los casos relacionados con personajes públicos y por este motivo las puertas de los domicilios de víctimas e imputados y el acceso a los juzgados se llena de periodistas durante todo el proceso judicial.
El caso de Daniel Sancho en Tailandia, el juicio al futbolista Dani Alvesacusado por presunta agresión sexual, la condena al hijo de Mar Flores, Carlo Costanzia o la que llevó a prisión a Isabel Pantoja en lo que se llegó a conocer como una posible “sentencia ejemplarizante”.
Todos los medios de comunicación quieren ser los que capten las primeras imágenes, las declaraciones de la defensa o de las personas implicadas, así como de las víctimas, que normalmente tienen que guardar silencio por recomendación de los investigadores.
Este es un punto importante y es que en estos supuestos se ha llegado a tentar a los protagonistas para ofrecer unas declaraciones en exclusiva o sentarse en un plató de televisión, pero el silencio suele ser clave para no entorpecer la investigación, tal y como insistía María del Monte en repetidas ocasiones ante la prensa desde que se produjera el robo en su domicilio, el pasado 24 de agosto y por el que ha sido detenido su sobrino Antonio Tejado como presunto “autor intelectual”.
“No nos damos cuenta de la repercusión social cuando hay un famoso detrás, pero está el tema todos los días en los medios de comunicación con excesivo nivel de detalle, cuando se cometen esos delitos todos los días y no todos los ciudadanos saben cómo funciona el proceso”, opina Guinot sobre todo el debate público que se genera alrededor.
Presunción de inocencia y derecho al honor
La autoría de un delito solo queda demostrada cuando así lo dictamina un juez, con una sentencia firme y hasta entonces tiene que prevalecer la presunción de inocencia. Más allá de lo que hay escrito, la imagen puede ser dañada antes de tiempo si los presuntos autores son conocidos por la audiencia.
Aunque los medios de comunicación se refieran a las personas sospechosas de haber cometido un delito siempre como “supuestos” o “presuntos”, en estos casos suele haber un juicio paralelo, en la calle y en el debate público, que cruza esa barrera.
De esta forma y dado que estamos hablando de operaciones que ocupan durante mucho tiempo portadas, informativos y programas, si se demostrara la inocencia de estas personas la propia imagen y el honor habrían quedado muy dañados y se trata de derechos fundamentales extremadamente protegidos en la Constitución.
“El ser un personaje público conlleva que tu vida le interese a todo el mundo y eso es un hándicap", sostiene la fiscal, que pone el foco también en los casos juzgados por un jurado popular, ya que hay que estar muy pendiente de que la opinión pública "no intoxique" para que "la presión social no afecte a la decisión judicial".