La impactante película de Shyamalan que, para mí, pasó injustamente desapercibida y que ahora está arrasando en Netflix

Era 2021 y me había agenciado una importante misión: acompañar a mi prima y a sus amigas adolescentes al cine, y devolverlas sanas y salvas. Una de ellas ya había visto la película, pero repetía por acompañar a sus amigas. El título me llamaba la atención, aunque no había oído hablar mucho de ella. Durante una hora y media, una adolescente de quince años susurró a mi lado todo lo que iba a suceder en pantalla cinco segundos después. Me destrozó la película, hizo que me pensara mucho lo de volver a acompañarlas al cine y, sin embargo, la cinta se guardó en mi memoria como entretenida, tensa y emocionante.

Esta pequeña anécdota personal es lo que me ha llevado a darle una segunda oportunidad a Tiempo, una de las películas más recientes del extravagante director M. Night Shyamalan que la gran plataforma roja ha subido esta semana su catálogo. Un segundo visionado (sin adolescentes ni micro-spoilers constantes) ha confirmado lo que ya sospechaba: es una peculiar joya del género de terror que no obtuvo el reconocimiento que merecía. Y lo mejor es que ahora puedes disfrutarla en Netflix.

Un regalo del Día del Padre

En 2017, la familia de Shyamalan le hace un regalo muy especial por el Día del Padre. Una novela gráfica francesa titulada Sandcastle (Castillos de Arena, en español) de los autores Pierre Oscar Lévy y Frederik Peeters. El director de cine devora esta historia de terror existencial, casi kafkiana, y se enamora de ella. Compra los derechos y los deja guardados en un cajón mientras acaba su trilogía de superhéroes (El protegido, Múltiple y Glass).

En 2020 al fin puede desempolvar el proyecto y siguiendo su habitual proceso de autoproducción, escribe el guion, dirige la cinta y la produce. Es Tiempo (titulada originalmente Old), una historia con la que llevaba años soñando.

El presupuesto para rodarla es limitado y modesto: 18 millones de dólares. El elenco acaba formado por un amplio plantel de actores, ninguno demasiado destacable, todos ellos con muchas ganas de implicarse en el proyecto. El rodaje es una locura, un caos. Por primera vez en toda su carrera, Shyamalan graba su película al completo lejos de su natal Filadelfia. El escenario elegido es una playa virgen en Samaná, República Dominicana.

El COVID-19, con sus restricciones sanitarias, es la primera piedra sobre este proyecto que tiempo después el director definiría como “una pesadilla logística”. A la crisis sanitaria que azotaba el mundo se le sumaron un huracán, que destruyó buena parte del set, y una climatología impredecible que, sumada a las mareas, les dejaba poco margen para rodar.

Toda esta locura de producción concluye con el estreno de Tiempo en julio de 2021. Muchas de las restricciones del COVID seguían vigentes, las salas de cine parecían lugares peligrosos y, aun así, la cinta recaudó unos 90 millones de dólares a nivel mundial. Un éxito comercial limitado que auguraba una fama aún más escueta.

¿De qué va Tiempo?

La trama de Tiempo, inspirada en la ya mencionada novela gráfica francesa, nos cuenta la historia de un grupo variopinto de personajes que visitan una playa virgen por recomendación expresa del hotel en el que se alojan durante sus vacaciones. El personaje que recomienda el lugar, por cierto, es interpretado por el propio Shyamalan en un divertido cameo.

Los personajes viajan hasta la playa, extienden sus toallas y disfrutan del sol, el mar y la brisa hasta que empiezan a suceder cosas extrañas. El cadáver de una mujer llega a la orilla, los niños que acompañaban a sus familias comienzan a crecer de forma acelerada y un ataque epiléptico deja claro que algo está sucediendo en esa playa. No te destripo el final, la cinta está llena de los clásicos giros oscuros de Shyamalan, y mantiene un buen pulso durante todo su recorrido hasta un final que no te esperas.

Pasó injustamente desapercibida

Podemos echarle la culpa, principalmente, a la crisis sanitaria. Nadie quería pensar en el cine mientras en las noticias no paraban las alarmas sobre brotes, nuevas cepas, vacunas y nuevas medidas sanitarias. Sin embargo, lo cierto es que la crítica se cebó bastante con esta pequeña joya de Shyamalan.

La película no aspira a ser un gran clásico del género, y, sin embargo, cumple con diligencia su función. Te mantiene tensa de principio a fin, consigue despistarte y te hace saltar un par de veces del susto. Al final, te quedas con un buen sabor de boca: has dedicado una 1 hora y 48 minutos (y no tres horas, como sucede con otras muchas opciones que triunfan en taquilla) a ver una película que cumple justo con lo que promete, ni más ni menos.

Pese a que algunos la han calificado como “la peor película de Shyamalan”, la crítica sigue estando muy dividida. En Rotten Tomatoes, donde ostenta un modesto 50% de aprobación, el consenso crítico es que “no le faltan ideas interesantes, y la ejecución desigual del guionista y director M. Night Shyamalan intrigará o irritará a los espectadores, con poco término medio”. Como se suele decir, es una de esas cintas que “no dejan indiferente a nadie”. O la amas, o la odias.

La cinta ha tenido una gran acogida en Netflix, colocándose en el TOP 10 de lo más visto en su semana de estreno en la plataforma de streaming. Y es que si te acercas a ella como lo que es, una película sin grandes pretensiones que busca ser entretenida y enfrentarnos a uno de los peores miedos de la sociedad moderna (el de envejecer) no te va a decepcionar.