La historia real de la película que ha provocado un ex aequo por primera vez en la historia de los Goya

La infiltrada, ganadora del premio Goya a Mejor Película 2025 (ex aequo) esconde la historia real de una policía que marcó un antes y un después en la historia de la lucha contra ETA

Celia Pérez
Celia Pérez León

Periodista especializa en lifestyle y cultura

La infiltrada
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Se llama Elena Tejada y su historia real ha traspasado los límites del anonimato para inspirar La infiltrada, una de las grandes protagonistas de la pasada edición de los Premios Goya. En un giro inesperado, la película se alzó con el galardón a Mejor Película del 2025, junto a El 47, marcando un hecho sin precedentes en la historia del cine español: el primer ex aequo en esta categoría.

Y no es para menos. La cinta, elogiada por la crítica hasta el punto de merecer este reconocimiento inédito, narra la vida de una policía que pasó siete años infiltrada en la banda terrorista ETA. Su papel fue clave para desarticular uno de los comandos más peligrosos de la organización. Pero tras la gran pantalla se esconde la realidad, y esta es la verdadera historia.

La infiltrada
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La policía que inspiró un ex aequo

Hasta el estreno de La infiltrada, pocos sabían quién es Elena Tejada. Sin embargo, su historia ha dejado una huella imborrable en la lucha contra el terrorismo en España. Fue su vida, los riesgos asumidos, el silencio y su lealtad, lo que inspiró a Arantza Echeverría (directora de Carmen y Lola) a llevar su historia a la gran pantalla. La cinta no solo ha conquistado al público, convirtiéndose en la película española más taquillera dirigida por una mujer, sino que ha hecho historia en los Premios Goya 2025.

El reconocimiento a La infiltrada y El 47 con un ex aequo en la categoría de Mejor Película sorprendió a todos. Nunca en la historia de los Goya dos filmes habían compartido este galardón, lo que refleja la fuerza narrativa y el impacto emocional de ambas producciones. En el caso de La infiltrada hace gala de la valentía de una mujer cuya historia parecía destinada a permanecer en la sombra.

La infiltrada

Elena Tejada es la policía que se infiltró en la banda terrorista ETA, y en cuya historia se basa La infiltrada.

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La mujer que desafío a ETA

La vida de Elena Tejeda es una de esas que parecen sacadas de una película. A sus 22 años, fue seleccionada para una de las misiones más peligrosas de la policía Nacional, orquestada el comisario Fernando Sainz Merino, alias El inhumano: infiltrarse en la organización terrorista ETA. Su misión no solo requería de habilidades técnicas y estratégicas, sino de una capacidad de adaptación extrema.

Para mantener su tapadera, Tejeda cortó lazos con su familia y amigos y adoptó una nueva identidad bajo el pseudónimo de Aranzazu Berradre Marín.

Su vida se convirtió en un ejercicio constante de equilibrio entre la vigilancia y la normalidad aparente. Se introdujo en la izquierda abertzale, trabajando en empleos modestos como carnicera o cuidadora para no levantar sospechas. Hasta que consiguió su objetivo: ganarse la confianza del entorno de ETA hasta llegar al núcleo operativo del Comando Donosti.

Vivir entre el miedo y el deber

Los esfuerzos de Tejeda tardaron en dar sus frutos. Pero tras mucho esfuerzo, mientras cerraba el negocio de los uno de los abertzales, sucedió. Un captador le dio una fecha y una hora para ponerla en contacto con Kepa Etxebarria, uno de los miembros del comando Donosti. La policía tuvo que acudir en varias ocasiones a diferentes citas hasta que, al fin, consiguió establecer contacto con el etarra.

A partir de este momento, se activó un equipo especial de vigilancia al que bautizaron como los Doce Apóstoles, que acompañados de un equipo de GEO, procuraban mantener a salvo a Tejeda. El equipo de operaciones especiales desconocía la infiltración, y llegaron a odiar a la protagonista de esta historia por el realismo con el que interpretaba su papel.

La única persona con la que Elena podía demostrar su verdadera personalidad era con El inhumano, con el que se encontraba en lugares públicos para intercambiar información sin levantar sospechas.

A la Etxebarria se unió pronto Sergio Polo, el jefe del comando Polo Escobés. De esa forma, Tejeda comenzó a compartir techo con dos de los etarras más peligrosos de la organización. La tensión era constante, especialmente con Polo, conocido por su comportamiento violento y psicopático. En una ocasión, reclamó “derecho de pernada”, poniendo a la infiltrada en un grave peligro personal, que solo pudo evitarse por la intervención de Etxebarria.

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La operación que lo cambió todo

El punto de inflexión de la historia llegó en 1999, cuando la información proporcionada por Elena permite la tención de Kepa Etxebarria y Sergio Polo. Su labor fue esencial para desmantelar el Comando Donosti y para frustrar varios atentados planificados. Sin embargo, el este éxito tuvo un alto coste personal para Tejeda.

Durante un tiempo, “Aranzazu Berradre Marín”, visitó en varias ocasiones las herriko que frecuentaba, fingiendo miedo hasta una posible detención.

Sin embargo, dos miembros de la revista Ardi Beltza (publicación propagandística de ETA) localizaron a los padres y las hermanas de Tejeda, poniendo en peligro a su familia. La policía, que hasta el momento trabajaba en la embajada de Andorra, tuvo que ser trasladada y, aunque actualmente sigue en activo, su ubicación es desconocida. Las herriko que alguna vez frecuentó acabaron empapeladas con su cara, con la leyenda: “Se busca traidora”.

Solamente he cumplido con mi deber

Pese al gran servicio que Elena Tejeda prestó al país, se negó a recibir ningún homenaje de los famosos Doce apóstoles que la protegieron. Aseguró que se sentiría incómoda.También se mostró humilde cuando, en una reunión con el ministro Mayor Ojeda, el secretario de Estado Ricard Martí Fluixá y el jefe de gabinete Pedro Gómez de la Serna tras el éxito de su misión.

En esa reunión, los mandatarios le ofrecieron a Tejada cualquier tipo de compensación que quisiera. España siempre estaría en duda con ella, aseguraron. Sin embargo, la policía se expresó con humildad. “Es que yo solamente he cumplido con mi deber”, asegura que respondió Pedro Gómez de la Serna en unas declaraciones para El mundo.  “Si hubiera pedido un puesto en el Consejo de Administración de Repsol, una garantía económica de por vida, lo que fuera, se lo habría dado”, aseguraba el político del Partido Popular.

Tras la insistencia, la infiltrada cedió y pidió una única cosa: un Ford Fiesta blanco. Tras la reunión con el Ministerio de Interior, obtuvo la condecoración de la Cruz de Distintivo Blanco.

Desde entonces, Tejeda ha permanecido en las sombras, hasta que La infiltrada sacó a la luz su historia, con los honores que merece. Sobre su implicación con la película, no hubo ninguna. “Sabemos que leyó el guion y no emitió juicio alguno”, explicaba Carolina Yuste, ganadora del premio a Mejor Actriz Protagonista por su actuación en esta cinta. “Entiendo que habrá querido dejar todo esto atrás”.