Los miércoles, cuando me despierto en mi casa de Madrid, estoy acostumbrada a tener toda la prensa y las revistas preparadas para informarme de todo. La semana pasada fue distinta, porque me encontraba en el Hotel Málaga Palacio de mi tierra natal pasando unos días. Entrar por sus puertas es como sentirme en casa. Ya os conté que tenía una cosa de trabajo allí. Cuando me encuentro en el balcón de mi habitación mirando el puerto de mi ciudad recibo un mensaje de un número de teléfono que no conocía. En ese mensaje me adjuntan una fotografía del interior de esta revista con unas páginas subrayadas. En ese momento, soy consciente que el emisor de ese mensaje era Borja Estrada. Me dedicaba un mensaje cariñoso al que le respondí que al estar fuera de Madrid no había podido ver su entrevista, pero que cuando llegara a mi casa la leería porque la tendría allí. Le di las gracias porque con solo ver el titular de su entrevista me pareció algo bonito.
La generosidad de Borja
El pasado viernes la leí con detenimiento. Me emocionó mucho porque no esperaba tanta sinceridad en sus palabras ni tanto cariño. No lo digo porque no creyera que no lo sentía hacia mí, pero no es fácil decir la verdad cuando eso puede implicar una cierta incomodidad hacia alguien tan importante como es un padre. Por primera vez, me sentí reconocida en lo que me había ocurrido en mi relación con el periodista deportivo. ¡Qué generoso ha sido Borja al reconocer tantas y tantas cosas que los dos hemos hablado mientras tenía esa relación con su padre! Han sido muchas las ocasiones en las que yo le he manifestado mis quejas mientras él me escuchaba y me comprendía. Quizás, porque él había asumido que su padre era así. He sentido como si a través de él la vida me devolviera lo que yo le decía con respecto a esa relación.
“Borja me conquistó”
Al final, su hijo con sus palabras me ha dado el sitio que creo que me merecía. ¡Borja ha hecho justicia conmigo! Por supuesto, y por encima de mí, con su madre. Me ha reconfortado, también, que el modo de comportarse con su padre en muchos momentos de la vida le ha hecho reflexionar que eso no era lo correcto. Borja es un gran hombre y todo lo que ha vivido le ha hecho mejor persona. Era un buen niño y hoy es un hombre que ha aprendido que la vida está llena de responsabilidades. No tenía claro si él vivía en Barcelona o dónde porque había escuchado cosas de pasada. Lo que no sabía con certeza es que es padre de un hijo. Lo que si tenía claro es que el día que llegó a la final de ‘Pesadilla en el paraíso’ quería que él fuera el ganador. La primera vez que le vi defendiendo a su padre en el plató me emocioné porque yo dejé de tener contacto con él cuando era un niño. De repente, sentada en el sofá de mi casa me encontré a un hombre que nunca hubiera reconocido por la calle. Ese día, encima, había un añadido en ese programa. Mi hija estaba sentada en frente de él. Al principio, me tensioné porque no sabía como el Borja adulto iba a comportarse ante esa situación con Alejandra.
Cuando vi su sinceridad al reconocer que no reconocía a mi hija vi que era normal que no se conocieran porque los dos eran muy pequeños cuando dejaron de tener relación. Ella no tenía ni seis años y él era un adolescente en aquella época. Ese Borja me conquistó y con su participación en el reality confirmó lo que yo había visto a través de la tele. Alguien sano mentalmente, natural y espontáneo. Una cara nueva y buena para la televisión. El día que sabía que estaba grabando en los estudios de Telecinco acudí a su encuentro. Cuando lo abracé me sentí muy feliz. Le hice la tres catorce para llevármelo al plató de ‘Sálvame’ y fue todo tan de verdad y tan natural. Yo nunca he tenido nada en contra de un adolescente que se ha convertido en el gran hombre que es y que nunca me ha hecho nada malo. Todo lo contrario, porque en esos malos momentos que compartimos me escuchó y me consoló.
“Felicité a su padre”
Ahora, reconozco que quiero conocer a esa familia que él ha formado. Desconozco cómo es su vida ni siquiera si vive o no con su pareja. Quiero conocer a su hijo y quiero volver a ver a su hermano Fran. Verles abrazarse en la final del concurso me gustó mucho. Ellos han formado parte de una etapa de mi vida. No me arrepiento de ella, porque uno no puede echar marcha atrás en la vida. Al final, todo lo que vives son experiencias que te hacen enriquecerte para avanzar y saber lo que debes o no debes hacer. A pesar de que entre su padre y yo no existe nada, sí he contestado a mensajes que el periodista me ha mandado alguna vez. En esta ocasión le escribí yo, por primera vez, para darle la enhorabuena por la victoria de su hijo porque había ganado POR SÍ MISMO. Borja, gracias de corazón. Cuida mucho a tu hijo y a tu madre que como tú has reconocido ella siempre ha estado ahí. Espero que nos veamos muy pronto.